Rufián, diputado de Galeusca

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

Eduardo Parra | Europa Press

16 dic 2021 . Actualizado a las 12:04 h.

Los nacionalistas catalanes y vascos, siempre que sus votos fueron imprescindibles para aprobar los Presupuestos del Estado, vendieron caro su apoyo y obtuvieron pingües beneficios para sus respectivas comunidades autónomas. Casi siempre en menoscabo de la equidad en el reparto: si aumenta tu tajada, disminuye la de los demás. En esta ocasión, sin embargo, se produjo un hecho singular. Esquerra Republicana puso precio a su piel, pensando en Cataluña como siempre, pero las ganancias obtenidas se distribuyen a partes iguales entre catalanes, vascos y gallegos: las lenguas cooficiales tendrán mayor peso en el mercado audiovisual.

Esquerra exigía, como condición para apoyar las cuentas públicas, que la nueva ley audiovisual garantizase una cuota del 6 % a las películas y series en catalán, euskera y gallego. El Gobierno aceptó el envite, pero limitando esa obligación a las empresas del sector con sede en España. A partir de la aprobación de la ley, plataformas como Movistar+, Filmin, FlixOlé, Mitele o Atresplayer tendrán que producir o adquirir contenidos suficientes para cumplir la cuota lingüística. Fue una primera conquista para el catalán y, de rebote, para el gallego y el euskera.

Éxito incompleto, sin embargo. El proyecto de ley exime de la cuota a las grandes plataformas, como Netflix, HBO, Amazon Prime o Disney+, cuya sede no está en España. Los gigantes de la imagen quedan excluidos porque así lo determina la directiva europea del audiovisual. No porque se oponga a las cuotas, un mecanismo ideado para proteger la diversidad cultural. La propia directiva obliga a las grandes plataformas a incluir en sus catálogos «al menos un 30 % de obra europea». El proyecto del Gobierno pretende que el 15 % —la mitad de la obra europea— sea producción española. Y Esquerra exigía detraer de ese porcentaje un 6 % para las lenguas cooficiales.

Aquí, en el último peldaño del escalafón, surgió la discordia: la cuota lingüística no puede aplicarse a las empresas con sede fuera de España. Gobierno y Esquerra, Nadia Calviño y Gabriel Rufián, negociaron contra reloj la manera de sortear el escollo. Y ayer anunciaron el acuerdo que desbloquea la aprobación de los Presupuestos: Netflix y demás plataformas que ofrecen contenidos a demanda dedicarán parte de sus beneficios a producir películas y series en lenguas cooficiales. Entre quince y veinte millones de euros. Además, se incrementa la financiación de los doblajes y se obliga a las plataformas a incorporar la versión en catalán, gallego o euskera, doblada o subtitulada, si ya existe y es técnicamente compatible. Fue la segunda conquista para el catalán y, de rebote, para el gallego y el euskera.

Las concesiones arrancadas por Esquerra constituyen para Galicia un avance en la senda de la normalización lingüística. Fruto de una carambola estrambótica ejecutada por jugadores foráneos. Con el ínclito Gabriel Rufián en papel de diputado de Galeusca, aquella triple alianza tantas veces intentada y otras tantas fallida por los intereses contrapuestos de las partes.