Remodelación por objetivos

Erika Jaráiz Gulías PROFESORA DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA Y MIEMBRO DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

12 jul 2021 . Actualizado a las 08:59 h.

Debió pensar Pedro Sánchez que una buena parte del Gobierno había cumplido ya los objetivos que tenían cuando se incorporaron al Ejecutivo, o bien que estaban desgastados después de meses tan duros como los que hemos padecido en este último año, que ha preferido formar un nuevo Gobierno para intentar revalidar su presidencia. 

Un nuevo Gobierno, sí; la remodelación de Pedro Sánchez puede ser entendida como una enmienda a la totalidad de su gestión anterior, o como una constatación de que este tiempo necesita un impulso nuevo, más enérgico y con nuevos perfiles que generen más entusiasmo. Ya viene siendo un clásico en España que cualquier ministro que elabore una ley de educación termine fuera del Ejecutivo, y es que, de una vez, tenemos que aceptar que la educación es una de esas fracturas que conservan perfil ideológico, y que por mucho que queramos sigue dividiendo a las Españas y muy especialmente a los partidos que en ellas habitan.

La ministra Calvo tuvo la durísima tarea de enfrentarse a otra fractura, la que se produjo en el seno del feminismo respecto de la determinación de género, un tema que ha soliviantado al lobby feminista del PSOE, al que Sánchez ha querido calmar regalándole el Gobierno con más mujeres de la historia de España. 

El caso de Pedro Duque era cantado; como le ocurrió a César Antonio Molina o a Bernat Soria, resulta casi imposible pasar de la luna a la tierra sin descompresión; la política tiene códigos que solo entienden los políticos, no son mejores ni peores que los de fuera, solo diferentes; y aunque desde fuera todo parece fantástico, la exigencia de la política, en su cara más popular, resulta altamente complicada. Lo curioso, es que también en el lado de Unidas Podemos hay alguno que no se ha bajado de las estrellas, aunque estas sean las de la bandera americana, y sin embargo parece que al partido morado apenas le importa, aunque muchos de sus cargos procedan de la universidad.

A Ábalos, el aparentemente todopoderoso Ábalos, le pudo precisamente eso, la apariencia de todopoderoso, y seguramente, en los próximos días o semanas empezaremos a ver la trascendencia de este cambio, en uno u otro sentido.

En principio, concuerdo con algunas interpretaciones que señalan que el eje de esta remodelación pasa por singularizar el liderazgo de Sánchez, por relanzar el Gobierno y por unir al PSOE.

Quizás de estos tres objetivos, el más importante es el tercero. Después de la escaramuza andaluza, Sánchez sabe que la batalla decisiva la tiene que afrontar con un partido unido, porque va a necesitar de todos y todas; y esta vez el todas no es solo una fórmula de género.

A veces la unidad requiere sacrificios, pero si algo tienen claro los que trabajan este tema es que la unidad solo se construye en torno al que está. Y por eso las primarias son tan benéficas como problemáticas; contradicciones de la democracia interna, que diría Michels. También en Galicia tendría el PSdeG-PSOE que mirárselo.

Erika Jaráiz es profesora del departamento de Ciencia Política y Sociología y miembro del equipo de Investigaciones Políticas de la USC.