Son los hiperliderazgos

Luis Quiles AL DÍA

OPINIÓN

06 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni se conquista nada con una ensalada -como decía Homer Simpson-, ni se ganan generales por Madrid. Tal como se presenta el panorama político, en más de una sede nacional deben estar buscando el modo de adaptar la estrategia a la política que viene. Más personalismo, menos siglas.

Una especie de campaña a la gallega 2.0 es la que ha conseguido aupar a Ayuso con esos 65 escaños gracias a un voto prestado, aún no ideologizado, que, aunque se empeñen, por ahora no va a tener repercusión ni traslación nacional. No va de ejes ideológicos, va de oportunidades, emociones y algo de gestión. Una suerte de sueño americano españolizado.

Se intuye un leve aroma a 2011, cuando en mayo el PP conquistó territorios impensables y, en noviembre del mismo año, Rajoy cosechó una absoluta también prestada en un adelanto electoral. Estamos ante un cambio de ciclo, es evidente, las victorias ayudan a activar las militancias, pero se necesita más para transformar eso en voto. Credibilidad, por ejemplo, o humildad para encontrar el lugar adecuado para cada uno. Humilitas occidit superbiam.

Y de ahí la debacle de PSOE, el fracaso de las esperanzas de Iglesias y la desaparición de Ciudadanos. La credibilidad lo es todo, aunque en campaña se apueste por la verosimilitud en lugar de por la verdad. Con todo esto, resultados ya en mano, es hora de mirar al sur. De prepararse para posibles adelantos que descoloquen a partidos que están con las aguas revueltas de puertas para adentro, a otros que están creándose, y tratar de salvar los muebles de aquellos que pueden desaparecer y son necesarios para reeditar pactos de gobierno.

Y quién sabe, quizás Moncloa también trate de buscar el mejor momento -siempre según los datos que arrojen encuestas fiables como el CIS- para adelantar elecciones. Pero nosotros no vamos a precipitarnos, que en caliente todas las decisiones son errores. Y si no, que se lo digan a Arrimadas.