Eutanasia y cuidados paliativos

Pedro Brañas FIRMA INVITADA

OPINIÓN

Eduardo Parra

21 dic 2020 . Actualizado a las 14:49 h.

La eutanasia y los cuidados paliativos no se oponen, se complementan. Pensar que son opuestos parece el resultado de un análisis excesivamente simple y, a veces, sectario. El proceso de enfermedad, más si esta es terminal, y muerte, tiene infinitos matices; tantos como personas y, por lo tanto, atenderla y acompañarla también. 

Sería deseable, indispensable, que todos los pacientes que soliciten la eutanasia dispongan de cuidados paliativos y lo esperable es que solo una minoría opte por la eutanasia o el suicidio. Pero habrá algunos a quienes los cuidados paliativos no les sirvan, porque eutanasia y cuidados paliativos atienden a distintas experiencias subjetivas de la enfermedad, el deterioro y el sufrimiento; todas ellas respetables.

Los cuidados paliativos no son exclusivos de una especialidad, es obligación de todos los médicos y enfermeros prestarlos, y muy especialmente de nuestro facultativo de cabecera. Debería haberse aprovechado la aprobación de esta ley para incluir y potenciar su desarrollo de forma que todos los médicos y pacientes que requieran de este apoyo especializado lo tengan.

Pero que estén menos desarrollados de lo que sería ideal no justifica que se niegue la posibilidad de la eutanasia a quien la desee. Solo tenemos una vida y no se nos puede denegar una petición como esta con argumentos utilitaristas, mejor para todos esperar, o apelando a principios morales que el que la solicita obviamente no comparte.

Estos asuntos se abordan en España sin el debate que merecen, y el momento es poco afortunado. Que no hay un debate real, sino meros posicionamientos unilaterales, queda de manifiesto porque el Comité de Bioética de España ha manifestado un sorprendente rechazo unánime, a la búlgara. También miembros de la cúpula de la Organización Médica Colegial han dado la impresión de que los médicos se oponen. No es creíble que no haya voces discrepantes en estos colectivos e instituciones y, si así fuera, sería mala señal. En la profesión médica, desde luego, no hay unanimidad, sino un defecto de representación y participación, hay varias encuestas que atestiguan que no todos los médicos pensamos igual. Entre los bioeticistas es evidente, por la literatura publicada, que tampoco hay tal unanimidad.

La eutanasia es un tema demasiado complejo como para justificar unanimidades ya sean estas a favor o en contra. Y estas muestran falta de deliberación, prudencia, ecuanimidad y respeto al otro, sobre todo al paciente. Apuntan más bien a bandos ideológicos de signos opuestos que se tiran el sufrimiento de las personas a la cara.

Es triste que se utilice este asunto para atrincherarse, en vez de aprovecharlo para fomentar un diálogo prudente y respetuoso con los puntos de vista de todos sobre la muerte y el papel de la medicina en la atención al final de la vida en nuestros tiempos.

Sería una magnífica ocasión para haberlo hecho así, pero me temo que entre los unos y los otros se ha desaprovechado. Una pena.