Lo que el Diccionario no cambió

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

Manifestación de trabajadores del Hospital infantil J.M. de los Ríos para pedir el ingreso de ayuda humanitaria
Manifestación de trabajadores del Hospital infantil J.M. de los Ríos para pedir el ingreso de ayuda humanitaria Rayner Peña | Efe

28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Días antes de que se anunciasen las enmiendas y adiciones de la última actualización del Diccionario de la lengua española hicimos a vuelapluma una pequeña lista de voces para comprobar si los artículos correspondientes eran modificados. Se trataba sobre todo de palabras que son empleadas con frecuencia con un sentido diferente -e incluso opuesto- a los que registra el DLE. Hay antecedentes de cambio de criterio en casos así.

 Uno de esos usos aparentemente anómalos que más presionan sobre el lexicógrafo es el de humanitario con los sentidos de ‘humano’ y de ‘necesitado de ayuda humanitaria’. Ninguno de ambos se ve en las acepciones que recoge el Diccionario: ‘que mira al bien del género humano’; ‘benigno, caritativo, benéfico’, ‘que tiene como finalidad aliviar los efectos de las calamidades en las personas’. En ellas no encaja el humanitario de expresiones tan frecuentes como «catástrofe humanitaria» o «desastre humanitario». No obstante, fuentes oficiosas de la Academia han admitido en alguna ocasión que son usos asentados que podrían llevar a reconocer una nueva acepción, que ahora comprobamos que no ha sido incorporada.

Tampoco se han movido los artículos de barajar (para aceptar que se baraje una sola cosa: El Gobierno baraja retirar los Presupuestos), bizarro (para incluir el sentido de ‘raro, extravagante’), efectivo (para aceptar su uso tras numerales: Al incendio acudieron 45 efectivos de los parques de bomberos), rural (para emplearlo como sustantivo: Vive en el rural)... Tampoco se han incorporado adaptaciones de extranjerismos tan usuales como, por ejemplo, clúster (del inglés cluster, ‘agrupación de empresas del mismo sector’); o pole (acortamiento del inglés pole position), ‘primer lugar en las salidas de las carreras de motos y coches’.

Hay también una serie de acrónimos que, por estar ya incorporados al léxico común, podrían escribirse con minúsculas e incorporarse al Diccionario, pero este no los recoge ni con minúsculas ni con mayúsculas. Se trata, entre otros, de APA (asociación de padres de alumnos), AMPA (asociación de madres y padres de alumnos) o ERTE (expediente de regulación temporal de empleo), que no están menos lexicalizados que acrónimos como mir, tac y opa, que aparecen así en el DLE.

Unos rechazos están plenamente justificados, pero otros no. En cualquier caso, los hablantes deben saber que hay español más allá de los diccionarios.