Los grandes medios de comunicación extranjeros nos siguen dedicando una atención que nos puede salir cara. Porque lo que están retratando es lo que dicen ver: «Una España fracasada», sin consenso real entre los partidos y con una gran falta de coordinación, coherencia, solidaridad y lealtad internas. Nada menos. Y lo que es peor, sin un propósito de enmienda, porque nuestros partidos siguen enzarzados en una reyerta continua, que el Frankfurter Allgemeine Zeitung definió como «una gran crisis».
¿Tenemos algún propósito de enmienda a la vista? No se percibe. Muy por el contrario, cada uno sigue yendo a lo suyo, en busca de las rentas del malestar general. Lo cual justamente acrecienta el descontento y la desconfianza. «¡Y tú más!», se gritan unos a otros, convencidos de que no deben plegarse al diálogo y al entendimiento. Algo simplemente desesperanzador, porque por ese camino nos desencaminaremos aún más.
Corren malos tiempos por culpa del covid, pero justo por ello deberíamos avanzar más unidos, metiéndonos las menos zancadillas posibles. Porque se avecinan tiempos difíciles que requerirán del esfuerzo y la coordinación de todos, para encarar la dura recuperación. De hecho, ya hemos entrado en ese tiempo en el que están de más las ambiciones trapaceras y las decisiones caprichosas o egoístas que solo desincentivan y frenan la recuperación.
Tenía razón el poeta británico Lord Byron cuando afirmaba que «apenas son suficientes mil años para formar un Estado, pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo». La crisis en la que nos ha zambullido la pandemia que padecemos necesita de respuestas pragmáticas y certeras que nos vuelvan al buen camino cuanto antes, porque, si no es pronto, algo empezará a cambiar entre nosotros, y no me refiero a nada bueno.
Lo primero que habría de suceder en el ámbito político debería significar el final del encono entre líderes y partidos. Los políticos deberían ser parte de la solución, no del problema. Pero, lástima, muchos de ellos aún no saben que han sido elegidos para entenderse y aportar soluciones, sobre todo cuando los problemas son muy graves y de consecuencias muy inciertas. Por favor, ¡olvídense de ustedes y piensen en nosotros!