Guerra fría de vacunas

m. luis casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

17 ago 2020 . Actualizado a las 09:18 h.

Salió Putin a la palestra y anunció a bombo y platillo el logro de la vacuna rusa contra el covid-19. Para hacer más creíble su intervención aseveró que una hija suya había recibido una dosis. 

Para provocar, la vacuna se llama Sputnik-5, en recuerdo del primer satélite artificial lanzado por la URSS el 4 de octubre de 1957, y que sorprendió a los norteamericanos. EE.UU. reaccionó y consiguió lanzar su primer satélite (Explorer 1) el 31 de enero de 1958.

Durante años continuó la guerra fría espacial entre la URSS y Estados Unidos. Los americanos posaron dos astronautas en la superficie de la luna el 20 de julio de 1969. Luego enviarían más. La URSS solo posó artefactos en la superficie lunar, pero no humanos. En la carrera espacial, los rusos fueron pioneros, pero los americanos ganaron.

Ante el anuncio de Putin del logro de la vacuna rusa, Trump, sin aludir al presidente ruso, contraatacó proclamando que están muy cerca de aprobar su propio remedio contra el coronavirus (La Voz, 13-8), del que está previsto fabricar cien millones de dosis para inmunizar a los norteamericanos.

Por otra parte, corrigiendo a Vladimir Putin, los creadores de la vacuna rusa reconocen que aún quedan ensayos por hacer (La Voz, 14-8).

Ojalá que esta guerra fría mundial de vacunas acabe con un pacto caliente del que surjan tratamientos eficaces y seguros, que representen el triunfo de la investigación y de la tecnología frente al covid-19 y en aras de la salud de todos los seres humanos.