Palestina tiene derecho a existir

Luis Grandal
Luis Grandal LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

Ilia Yefimovich

05 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace dos años publiqué un artículo en esta casa con el título Israel tiene derecho a existir. En él defendía el principio de dos Estados en esa región: el de Israel y el de Palestina. Sigo manteniendo ese criterio. La creación de dos Estados fue aprobada por la ONU en 1947 mediante la resolución 181. Se acordó un territorio gobernado por israelíes, y otro por árabes palestinos. Jerusalén y Belén tendrían un estatus especial, por tratarse de lugares santos para el cristianismo, bajo el control internacional. Desde entonces han sucedido muchas cosas: cruentas guerras, territorios ocupados aun hoy, acuerdos de paz incumplidos… Lo cierto es que el conflicto sigue sin solución después de 73 años. Los acontecimientos de los últimos meses incluso empeoran lo alcanzado en la búsqueda de una solución.

La última cumbre de paz entre israelíes y palestinos tuvo lugar en 2007 en Annapolis (EE.UU.) sin lograr ningún avance. La Administración Obama hizo un intento mediante el denominado Plan Kerry con una reunión en Aqaba (Jordania) sin presencia palestina -estuvo representada por Egipto-, pero fracasó por el rechazo israelí. Después de tres años de Administración Trump, su yerno, Jared Kushner, al que muchos analistas consideran su mano derecha, ha sido el encargado de elaborar un plan de paz. Kushner, que es judío, no tiene ninguna experiencia diplomática y pese a ello no solo es asesor para este conflicto sino también en las relaciones de EE.UU. con Canadá, México y China. El plan de paz presentado por Trump en enero pasado es inaceptable para cualquier observador imparcial que quiera una solución al problema. Y es inaceptable porque admite la usurpación de zonas palestinas en Cisjordania por parte de Israel, no admite la devolución de los Altos del Golán a Siria en caso de un acuerdo de paz, no establece un Estado Palestino con garantías y devolución de territorios ocupados desde 1949, y no garantiza el estatus especial para Jerusalén, según acordó la ONU. Por contra, Trump ha echado más leña al fuego trasladando la embajada a Jerusalén -la gran mayoría de los países la tienen en Tel Aviv- y admite una posible ocupación de zonas en Cisjordania donde hay asentamientos de judíos. El plan de paz de Trump es profundamente injusto para los palestinos y, además, puede finiquitar la solución de la ONU de dos Estados.

Europa no debe quedar al margen de esta situación. La expansión de Israel es una prueba de fuego para la política exterior de la Unión y para una solución justa. José Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, ha mantenido una conversación telefónica con Benny Gantz, ministro de Defensa de Israel para plantearle la posición de la UE de una solución negociada bajo la premisa de dos Estados y basada en parámetros internacionales. Días antes el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, se desplazó a Israel para plantearle lo mismo. En 1980, Europa firmó el Acuerdo de Venecia, como nunca lo había hecho antes sobre este conflicto, abriendo el camino de la solución. Entonces la Unión la formaban nueve países. La pregunta es si ahora con 27 seríamos capaces de hacerlo.