La actitud de Alcoa

Ernesto Sánchez Pombo
ernesto s. pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

CESAR QUIAN

28 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Para comprender determinadas actitudes y decisiones conviene echar la vista atrás y analizar lo acontecido. Solo así pueden explicarse conductas que de otra forma resultan incomprensibles. Cuando queremos entender por qué ocurre lo que ocurre, lo mejor es recuperar la memoria y ver lo que hicimos. Es lo que acontece en la decisión de Alcoa, considerada como empresa del sector armamentístico y cuya actividad en algunos países tiene graves consecuencias ecológicas y políticas, de destrozar A Mariña lucense dejando los lunes al sol a 534 trabajadores directos y 280 indirectos. Conviene más que nunca echar la mirada sobre lo que se hizo. 

Porque ahora el sinsentido sale a la calle cada mañana cuando responsables políticos, mayoritariamente socialistas y populares, exigen medidas y aportan soluciones para el mantenimiento de la factoría. Resulta llamativo escuchar a la ministra Maroto criticar la política de Alcoa porque «solo quiere subvenciones», cuando sabe que su muchachada le estuvo llenando los bolsillos de miles de millones durante décadas. Sin nada a cambio. O cuando desde la Xunta, el presidente Feijoo o el conselleiro Conde, se enojan diciendo que el Gobierno no se preocupa por el futuro de San Cibrao, y olvidan que fue José María Aznar quien privatizó en 1982 Inespal agasajando a Alcoa con nueve plantas por 410 millones de dólares, en una operación deficitaria para el Estado, a decir del entonces presidente de la SEPI. Y añadiendo millones como donación para la factura eléctrica. Y, al igual que los socialistas, sin mantener una parte de la propiedad ni la menor exigencia, ni compromiso. No hablemos ya de los responsables municipales y provinciales que se esfumaron porque a algunos la fábrica les solucionaba el presupuesto anual.

Por eso no es tan difícil entender la decisión de Alcoa. Es la misma historia del niño malcriado, egocentrista, mimado y mal acostumbrado. Un caprichoso que siempre logró lo que quiso porque se le cumplieron todos sus antojos. Y Alcoa, como hacen los niños mimados, ha decidido dar un portazo y marcharse. Que es lo que pasa cuando malcrías a un niñato.