Lo que la histeria se llevó

César Casal González
Cesar Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

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14 jun 2020 . Actualizado a las 10:43 h.

Es disparatado. Como los tiempos que corren. Que una plataforma retire Lo que el viento se llevó de su catálogo por racista es disparar a saco contra nuestra historia. Queremos convertir la historia en histeria. Claro que hay que luchar hoy y siempre contra el racismo. Contra todos los racismos. Todo es una relación de poder. Y debemos combatir desde la igualdad pedestales y peanas. Pero, de la historia hay que aprender, para corregirla. No hay que borrarla. Lo que el viento se llevó es una obra maestra por muchos motivos. Pero uno fundamental es justo el que invalida la petición de algunos de que desaparezca: nos enseña a no tropezar con un pasado lleno de errores odiosos. Ya puestos. Hay que cargarse La lista de Schlinder, para qué aprender del Holocausto. Para qué leer a Primo Levi. Atacan películas y libros fundamentales para abrir los ojos y crecer. Zumban también desde las cloacas contra las ficciones. No están a salvo ni los novelistas que tiran de su imaginación. Hay una campaña contra Tolkien y El señor de los anillos. Dicen que Tolkien es supremacista y machista. Sam, el amigo de Frodo, tenía que haber sido una tía. Tolkien, ¿cómo no hiciste a Sam mujer? Seguro que hay quien trabaja en una revisión de El señor de los anillos en el que Sam será mujer. Y ya en marcha la cruzada, Frodo también. Las ficciones son fruto de la mente de un autor y de la época en la que vivió. De la fatiga de materiales que es cualquier biografía. Y Tolkien vivió en las trincheras la primera guerra mundial, desde la que filtra esa genialidad que es El señor de los anillos sobre la eterna pelea del bien y del mal, más allá de la lucha de sexos. Nos estamos volviendo locos. Acabaremos abriendo talleres para coches en un ático. Y bares con terraza y vistas en el subsuelo. La mejor respuesta que se le puede dar a los que quieren tachar del mundo Lo que el viento se llevó es «francamente, queridos, me importa un bledo». Pronto James Bond desaparecerá del ecosistema por las chicas Bond. Da igual que, fruto de la evolución de los tiempos, exista una cañera Lara Croft, heroína total que arrodilla a todos los hombres que la persiguen. Necesitamos heroínas, aunque habrá quien vea a Lara sexista. O a Lisbeth Salander, tributo a la mujer de Stieg Larsson. No precisamos ahogarnos cada milésima de segundo en el fango de lo políticamente correcto. La guerra civil en Estados Unidos existió. El machismo de Red, el personaje de Clark Gable, existió y existe. Si seguimos por esta ruta absurda de borrado de mentes, los defensores de los lobos criticarán que el lobo ataque a los tres cerditos. Y los defensores de los tres cerditos les parecerá un disparate que se utilice a los cerditos. Añadirán que encima es totalmente intolerable que los dos primeros cerditos sean tan tontos. Crear es ser libre. La censura es el mayor retroceso que puede vivir una sociedad. Tenemos suficiente con las mascarillas por razones sanitarias, por una pandemia. No queremos a mayores bozales por una segunda pandemia de bárbaros. Juro por esta tierra que jamás pasaré hambre... de razón.