La cocina

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

01 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay algo que suelen decir las personas que saben de gastronomía cuando se les pregunta por esta esquinita del mundo: con tan buen producto, no hacen falta complicaciones. Quizá por eso solo con agua se hacen unas nécoras o uno de los mejores platos que brota de Galicia sea un buen cocido. De esa frase que he oído de boca de cocineras y cocineros, de estrellas michelín y de las plumas afiladas de los críticos, no dejé de acordarme hace una semana, cuando en una escapada de zapping compulsivo la ruleta del mando se paró en Masterchef. Demasiado condimento para disfrazar una receta que se ha ido quedando tan rancia con el paso del tiempo que no hay manera de salvarla.

Lo último que importa en esa cocina es la cocina. Hay discusiones agrias entre concursantes, filias, fobias, aspirantes arquetípicos. Quien ha venido para despertar odio, quien ha llegado para ser un ángel. O un demonio. Quien sabe y quien no y a quien le toca ser el protegido de todos. En un programa en el que anuncian una repesca, después no hay repesca. Pero un poco después hay repesca pero de concursantes que se quedaron a las puertas. Hay enfrentamientos entre concursantes y con el jurado. Hay mucho reality y poco de gastronomía en este programa que de tanta cocina, se ha quedado pegado a la olla. Empieza a ser intragable este engrudo que sirven con demasiado show y muy poco talent.