En el vientre de la ballena

Cristina Sánchez-Andrade
Cristina Sánchez-Andrade ALGUIEN BAJO LOS PÁRPADOS

OPINIÓN

13 abr 2020 . Actualizado a las 08:40 h.

Cuenta Joseph Campbell en El héroe de las mil caras que los zulúes tienen una historia de dos niños y su madre que fueron tragados por un elefante. Cuando la mujer llega al estómago del animal para buscar a sus hijos ve bosques frondosos y ríos, y muchas tierras altas; a un lado había muchas rocas, y mucha gente que había construido allí su aldea; también había muchos perros y mucho ganado; y todo estaba dentro del elefante.

La literatura está llena de más ejemplos: Jonás, Pinocho, Caperucita Roja, el héroe irlandés Finn MacCool o la práctica totalidad del panteón griego. Todos estos personajes ingresaron en ese lugar oscuro y tenebroso del que parecía imposible salir. Y aunque, ante los ojos del mundo, parecían morir al ser ingeridos por el monstruo, en realidad, lo que hacían es regresar al útero materno, al ombligo del mundo, al paraíso terrenal. Gracias a un suceso increíble y sorteando a los temibles guardianes (una doble hilera de dientes, gárgolas o leones), pasaban el umbral y se introducían en un templo interior que los obligaba a afrontar grandes silencios y pruebas personales.

En ese oscuro vientre de la ballena es donde nos hallamos ahora. Los que tenemos la suerte -muchos siguen luchando fuera contra el dragón- flotamos en una nueva rutina tejida de lecturas, llamadas a nuestros seres queridos, teletrabajo y reuniones de Zoom, clases a los niños, limpieza del hogar, fugaces salidas al supermercado, series de Netflix y aplausos a las 8 en el balcón. Aún no lo sabemos, pero en nuestro particular confinamiento estamos haciendo descubrimientos. Y, aunque a veces nos apuñala la nostalgia y la tentación de salir es grande, no estamos mal.

Como Pinocho o Caperucita Roja, algún día saldremos más fuertes y renovados, conscientes de lo que tenemos y de lo que de verdad es importante. Jamás volveremos a ser los que fuimos.