Recortes e incompetencia

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Moncloa

12 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No es una serie. Vas en coche a trabajar como servicio esencial y, desde el lunes 30 de marzo, solo te cruzas con ambulancias mudas. Ambulancias que no paran de ir de un lado a otro. Tienes sensación de irrealidad, pero es real, tan real. Tu familia está confi(n)ada, como todos los españoles y como más de medio mundo. Parece Macondo, cuando García Márquez contó que el pueblo iba perdiendo la memoria, igual que el maldito alzhéimer. Paras en la gasolinera y te atienden pertrechados de guantes y mascarillas, con un punto de susto, ellos y tú. Llevas también guantes y bozal, un bozal que parece será la prenda para la nueva vida, cuando salgamos de esta, los que salgan. Trabajas la jornada con un comando suicida para que la información no falte. Te crees con una misión, como tus compañeros. Sabemos que lo nuestro no tiene mérito al lado de nuestros fotógrafos que salen a la calle o de los periodistas que tienen que ir a cazar las historias para ser los ojos de los confinados. Es periodismo, una vocación malhablada. Mucho más mérito tiene la vocación del personal sanitario, de las residencias, de los policías, guardias civiles y militares. No paran los informáticos ni los telecos. Ni la gente de la alimentación, el transporte, la limpieza, el mantenimiento. Muchos cuentan muertos con sus respectivos uniformes. Pero, ¿quién no conoce a estas alturas en esa montaña, en ese Teide, de miles de muertos a algún caído por el enemigo invisible? No podemos caer en la irrealidad. No es una serie. No podemos perder la memoria como en Cien años de soledad. No. Los irresponsables que nos han metido en este lío nos deben mucho. Puestos de trabajo, horas de libertad, de sol, de viento en la cara. Han encerrado a niños. Han acabado de golpe con una fábula que no suele destrozarse hasta la adolescencia. El cuento por el que, durante los primeros años de vida de tus hijos, los padres son superhéroes para los chavales. De pronto, te ven sin poderes. No eres capaz ni de sacarlos a pasear por culpa de un bicho. Eres vulnerable. Estamos en la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Italia ha dado aprobado general a los estudiantes. ¿Cómo serán estas generaciones que crecerán con el anzuelo del miedo clavado en algún punto de su cuerpo o desgarrándoles el alma? Por favor, no olvidemos. No olvidemos que nosotros estamos confinados por culpa de que ellos fueron unos confiados. El 30 de enero, la OMS avisó de alerta de emergencia internacional. Entre el 3 y el 11 de febrero, la OMS insistió. Hay que comprar material para evitar un contagio masivo. Ni caso. El ministro Illa, Illa, mascarilla, contestó: «Tenemos suficiente». Luego hubo Champions, Liga y, de guinda, congreso de Vox y manifestaciones. Tenemos demasiados muertos. No vamos a olvidar. Me da igual que fuesen los recortes de unos o la incompetencia de estos. O la suma. Pasará factura. Por lo menos en votos.