#viruschino

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

28 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Anada que nos despistemos otro poco, me temo que el #viruschino acabará siendo recordado como el virus español. Ya nos ocurrió antes. Importará un comino que el bicho haya saltado el primero de diciembre en Wuhan y que para el día cinco aquel paciente inicial ya hubiera contagiado a su mujer, y que China haya negado hasta finales de año que el virus existía y que incluso los médicos recibieran órdenes muy precisas de callarse y destruir cultivos, o que fueran acusados de delitos contra el Estado si alertaban. Hasta el 20 de enero no admitieron que el virus se transmitía entre humanos. Casi dos meses perdidos, ante la incuria de la Organización Mundial de la Salud que, otra vez, nada hizo, salvo alabar la respuesta de la sanidad china.

Eso sí, muy pronto China surgió como el gran ejemplo que debían seguir las naciones. No solo ejemplo de gestión de una crisis sanitaria -pese a lo dicho en el párrafo anterior-, sino como benefactora de la humanidad que reparte experiencia y material contra el virus. Según su Embajada en España, nos mandaron: 834 kits de diagnóstico, 50.000 mascarillas, 10.000 batas, 10.000 gafas de protección, 10.000 pares de guantes y 10.000 cubrezapatos. No dan ni para un día en los hospitales de Madrid. Pero la impresión que queda es otra.

Dice nuestro Gobierno que la compra de material sanitario en China se ha convertido en una batalla con otros países. Y es verdad, porque lo están subastando: ya se ve que no hay capitalismo más salvaje que un buen comunismo. Otro día habrá que hablar de cómo es posible que «Occidente haya entregado las llaves de su economía a dictaduras edificadas sobre la manipulación y el secretismo» (Pereira Coutinho).

@pacosanchez