La vida entre paréntesis

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

18 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estaba Buenafuente entre confuso y emocionado en la noche del lunes al empezar a presentar el programa de prime time más atípico que se haya hecho nunca en la televisión en España. En tiempos normales esta edición de Late Motiv no habría pasado el corte de calidad para emitirse en ningún canal oficial y mucho menos en uno de pago como es #0. Pero estos no son tiempos normales. Es un tramo de la vida que ha quedado entre paréntesis, en el que todo queda suspendido y aplazado y toca redescubrir lo esencial y reinventarse.

En camiseta de andar por casa, Buenafuente se plantó en su estudio particular y, por «obligación profesional», sacó adelante un espacio en el que fue conectando por videoconferencia con los hogares de sus colaboradores. Juega con la ventaja, es cierto, de tener en casa a Silvia Abril.

A esa versión insólita de Late Motiv, sin músicos ni suelo negro piano, se le perdonan los retardos de imagen y los fallos de sonido porque tuvo el espíritu genuino de un experimento que quiere hacer compañía y explorar límites insospechados. Porque lo excepcional es ahora lo cotidiano. Salir al supermercado como quien va al frente de batalla mientras oyes en tu cabeza la voz de Phil Esterhaus diciéndote: «Ten cuidado ahí afuera». Alivia reírse un rato del drama y el caos al escuchar a Berto Romero relatar su excursión a la compra, armado de guantes y forro polar.

«Nunca pensé que pasaría algo así, pero tenemos que estar a la altura», decía el presentador sin acabar de creerse el invento que tenía entre manos. Tampoco el público pensó que jamás lo vería.