Alarmante descontrol

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

SUSANA VERA | Reuters

07 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Protestaban porque no se les concedían cien días de gracia para aterrizar en la Moncloa, acomodarse en el poder y repartirse las competencias en el hiperpoblado Gobierno de coalición. Pero a ellos les han bastado sesenta jornadas para convertir el Consejo de Ministros en una jaula de grillos. Hace menos de un mes, la tropa ministerial se fue de ejercicios espirituales a la finca estatal de Quintos de Mora. Allí, disfrazados de excursionistas, contaron que todo fue paz, amor y armonía. Que daba gusto ver a Nadia Calviño compartiendo sonrisas con Irene Montero y al astronauta Duque departiendo con el ministro Garzón. Y que de allí salió un Gobierno unido para siempre. Hoy sabemos que ya entonces volaban los puñales, que Sánchez ya tomaba valeriana por la noche y que, más que un apacible fin de semana entre amigos, aquello fue una sesión de terapia para parejas mal avenidas.

El espectáculo de descontrol y descoordinación al que asistimos ofrece una imagen lamentable de inmadurez en el Gobierno de España en un momento de crisis internacional en la que lo que necesitan los ciudadanos son certezas, rigor y seguridad, y no pataletas y lucha de egos. Un Gobierno en el que una ministra exige presentar su ley de igualdad sexual deprisa y corriendo para poder salir a la manifestación del 8-M diciendo que gracias a ella la mujer ya puede volver a su casa «sola y borracha» no es un Ejecutivo serio. Pero si lo que presenta la ministra es una chapuza infantil sin el mínimo nivel jurídico; luego la vicepresidenta del Gobierno filtra el esperpento legislativo para que todo el mundo se chotee, y después el marido de la ministra, vicepresidente segundo, sale ofendido a defender a su pareja tachando de «machista frustrado» al ministro de Justicia que tiene que corregir la ley, y exigiendo la cabeza de Calvo, estamos ya en un patio de colegio.

El peligro llega, sin embargo, cuando esa batalla pueril acaba provocando un daño serio a la economía y a las instituciones y generando inquietud y desinformación entre los ciudadanos. Que en medio de la crisis del coronavirus el Ministerio de Trabajo elabore por su cuenta una alarmante guía de actuación en el ámbito laboral sin contar con Sanidad, sin seguir las pautas del Centro de Alertas Sanitarias y sin hablar con la patronal y los sindicatos, y que luego la ministra sea desautorizada desde Moncloa, es una inquietante muestra de desorden e irresponsabilidad. El último episodio de esa guerra es el intento de Unidas Podemos de poner contra las cuerdas al PSOE presionando para que apoye una comisión de investigación sobre el anterior jefe del Estado.

El resultado es que en medio de una crisis global tan grave como la del coronavirus, y aunque los veinte ministros se ven todos los martes, los dos socios van a dedicar su tiempo a reunirse para frenar la vendetta. Lo que certifica esta grotesca situación es que no solo hay dos ejecutivos paralelos, como era perfectamente previsible, sino que cada uno de ellos trabaja para desprestigiar al otro. Y todo ello, en menos de dos meses.