Marzo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

29 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Llega tirando del carro de la primavera que ya no se oculta dilatando esperas, viene con el idus amenazante clavado en el vértice de sus dos mitades, recordando que Julio César fue asesinado un, más o menos, día 15 del mes de Marte, del mes de marzo, y, aunque sucedió en el año 44 antes de Cristo, Shakespeare escribió en el siglo XVI la terrible y vigente advertencia: cuídate de los idus de marzo, que cobra nueva actualidad este año y parece estar dirigida a los candidatos a los comicios gallegos que están convocados cuando concluya marzo llegue abril, el abril cristiano que conmemora sus días de dolor y de pasión después de entrar Jesús montado en un burro por la puerta grande de Jerusalén. Y solo el candidato vencedor podrá repetir la vieja palabra, el hosanna del día 5 que en Galicia es jornada electoral.

Pero le hago un quiebro a los idus de marzo, y saludo al mes y a la primavera que vive en su interior, y les cuento que yo vine a este mundo cuando marzo era todavía novicio, y que junto con abril y mayo, como en una copla de los maestros León y Quiroga, ese trío de ases de los meses más luminosos son mi estación preferida. Y la de los poetas que son legión cantando a las primaveras renovadas cada año y descubriendo la melancolía que envuelve los amores primeros.

«La primavera besaba suavemente la arboleda...», dejó escrito Antonio Machado, y un ejército universal, armado con estrofas y versos rimados, se dispone a pintar marzo de azules y llenar de verdes la primavera, que a juicio de Gloria Fuertes es la mas cursi -lo dijo ella- de las estaciones del año.

Pero yo pongo con Vivaldi banda sonora a marzo y me dejo llevar por esa galbana que anuncia la reiterada astenia primaveral, y hago oídos sordos a las viejas promesas de la campaña electoral cuando veo cómo se desangra Galicia en la térmica de As Pontes o en Alumina de San Cibrao, entre silencios cómplices y castigos impuestos. Pero me obstino en volver a marzo y esperar tres semanas hasta que brote en esta parte del mundo la primavera que agavilla el ramo de lavanda que es esta época del año; es el aroma, pese a todo, de la esperanza. Cuídense de los idus de marzo.