Información, transparencia y formación integral

Mª José Mansilla Chao CONFEDERACIÓN GALEGA DE ASOCIACIÓNS DE NAIS E PAIS DE ALUMNOS (CONGAPA)

OPINIÓN

26 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos últimos días se ha hablado, y mucho, del derecho de las familias a decidir lo que los niños estudian en el colegio. Los padres no tenemos derecho a elegir los conocimientos que reciben nuestros hijos. No podemos, ni debemos, decidir si en las escuelas se les explica, por ejemplo, la teoría de la evolución humana, el teorema de Pitágoras o el descubrimiento de América.

A lo que sí tienen derecho las familias es a que sus hijos sean educados conforme a sus convicciones morales y religiosas, así lo reconocen la Constitución española y los tratados internacionales. El ejercicio de la facultad de elegir centro docente constituye la mejor garantía de este derecho fundamental. Además, la Ley Orgánica de Educación (LOE) reconoce el papel que corresponde a los padres, madres y tutores legales como primeros responsables de la educación de sus hijos.

Pero cuando hablamos de actividades complementarias (charlas, talleres, conferencias) el debate surge de nuevo. Aunque las familias confiamos plenamente en la responsabilidad y profesionalidad de los maestros y de los equipos directivos en la elección de las actividades complementarias siempre desde la máxima neutralidad ideológica, si alguna de ellas fuera objeto de polémica las familias debemos utilizar los procedimientos administrativos y participativos que existen en nuestro sistema educativo para hacer valer nuestros derechos constitucionales. La información y la transparencia en el desarrollo de este tipo de actividades juegan un papel importante que evitarían en muchos casos situaciones no deseadas.

No debemos olvidar que los padres tenemos la responsabilidad de velar por nuestros hijos, educarlos y procurarles una formación integral. Y eso incluye procurar que reciban una educación de calidad. Necesitamos una educación que garantice la libertad y la equidad; exenta de cualquier tipo de adoctrinamiento y que tenga como fin la formación integral del alumno en el respeto a los principios democráticos que incluyen el respeto a sus propias convicciones morales y religiosas.

Es necesario despolitizar este debate y dejar a un lado enfrentamientos ideológicos que nos impiden avanzar y ocultan las verdaderas necesidades y carencias de nuestro sistema educativo. Confiemos en que, desde el diálogo sosegado y la neutralidad ideológica, y teniendo siempre presentes a nuestros hijos, los alumnos, avancemos y lleguemos a acuerdos que nos permitan lograr un sistema educativo del que todos sus miembros nos sintamos orgullosos.