De payasada en payasada

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

18 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía nuestro Nobel Camilo José Cela que «el humor es la gran coraza con la que uno se defiende en este valle de lágrimas». Y desesperanzados como estamos por la situación política a la que incluso los más optimistas no encontramos una solución viable a corto plazo, nunca está de más un poco de humor. Conscientes de ello, los sabios que dirigen Vox se han puesto manos a la obra y en los últimos tiempos nos llevan de carcajada en carcajada.

Que Manuel Fraga nos impuso el gallego a la fuerza, con una ley que después copiaron vascos y catalanes; que el PP gallego tiene un discurso nacionalista porque lo dirige Núñez Feijoo, conocido radical que reivindica una nación sin Estado que está al borde de la autodeterminación, y que las tropas del BNG vienen a ser lo mismo que las de los CDR, quizás porque tienen al aldeano Néstor Rego al frente, ni tan siquiera adquieren la categoría de fake news, tan de moda ahora. Ya quisieran. Son, sencillamente, unas payasadas, producto de la irresponsabilidad, el sinsentido y la paranoia. Por no decir del alcohol.

La recopilación de disparates recogida por Domingos Sampedro en las páginas de este periódico no debería de quedarse ahí. Tendrían que integrarse en la antología de las grandes payasadas de la historia. Incluso, figurar en los futuros manuales de psiquiatría y enfermedades mentales. Aunque, por lo visto, hay quien puede no entenderlo así y eso explique los 114.834 votos recogidos por estos aprendices de clowns en Galicia, un 7,8 % de los emitidos, que entendemos son ciudadanos que aceptan (dejando al margen cuestiones de mayor calado como el odio que promueven) que Fraga y Feijoo siempre soñaron con una España en pedazos, mientras los de Ana Pontón se dedican a cortar las estaciones del AVE de Galicia.

Quienes tenemos absoluta confianza en la responsabilidad de la ciudadanía ante las urnas estamos convencidos de que las boutades de los hooligans ultras no tienen otro recorrido que el de poner algo de humor en el aburrido panorama político. Y hay que agradecerlo. Porque desde que se murieron Firulete y Popov estamos faltos de payasadas.