Visión global, nunca local

Pedro Tanarro EXPERTO EN NEGOCIACIÓN E INTELIGENCIA EMOCIONAL

OPINIÓN

17 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Se han producido en los últimos años unos acontecimientos que, aisladamente, hubieran tenido pocos efectos, pero unidos en el tiempo están provocando la llegada de la España vaciada al Congreso de los Diputados, y a corto plazo preveo que irá en aumento. Entre otros destacaría:

El aumento de la brecha existente entre las realidades y necesidades del medio rural y las grandes zonas urbanas (en las que incluyo, además de las capitales, las zonas costeras). Esta brecha existe fundamentalmente en los servicios, sanidad, educación, infraestructuras, acceso digital y mercado laboral; estos aspectos son claramente los más determinantes en la calidad de vida actual.

El sentimiento de ninguneo, determinado por la invisibilidad existente de la España vaciada (antes de la aparición de esta denominación era inexistente en los medios de comunicación de ámbito nacional). El tiempo dedicado a Soria, Zamora o Lugo en los medios de comunicación nacionales no superaba el 0,01 %, significativa la expresión «Teruel existe».

El escaso o nulo poder de los diputados pertenecientes a partidos de ámbito nacional elegidos en dichas zonas, para generar cambios en base a las demandas de la población rural, bien por su lejanía al núcleo de poder del partido de referencia, bien por la disciplina de voto, que les minimiza su poder de reivindicación o negociación.

La fragmentación del arco parlamentario, donde se ha incrementado el valor de cada uno de los escaños a la hora de constituir mayorías, y donde el escaso peso ideológico de estos partidos localistas les permite vender su apoyo a cambio de servicios o infraestructuras para su territorio. En este modelo es mucho más efectivo el viejo dicho: ¿qué hay de lo mío?

Y creo que este es el primer paso, tras la aparición de Teruel Existe o el Partido Regionalista de Cantabria -con un solo diputado cada uno, pero muy valioso para lograr mayorías- otras provincias seguirán y se extenderá el modelo.

¿A dónde nos llevará esto? A una mayor atomización del Congreso, y esto, en principio, no tiene por qué ser negativo, pero constituido de esta forma sí lo es. En el Congreso deben estar y participar todos aquellos partidos y diputados que tengan objetivos e intereses nacionales, desde distintas visiones, pero buscando soluciones al todo, no la mera unión de diputados que buscan lograr lo suyo; para la defensa de los intereses territoriales quedarían otros espacios, como la transformación del Senado en una cámara de representación territorial.

Los problemas de la España vaciada se deben abordar desde una visión global, afecta al conjunto del país y la solución nunca será local.