Nadie más derecha que tú

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

27 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Faulkner que la novela es la vida secreta del escritor. La decadencia, sin embargo, es la vida pública de nuestros políticos. Nada más lejano de los intereses de la ciudadanía que esta política que se ha instaurado contra la ciudadanía, precisamente. Vándalos y alanos de la corrección conjurados contra las buenas costumbres de un país próspero. Siempre he defendido al político diligente y siempre he dicho que estaba mal pagado. Sin embargo, ya no puedo más con la política del presente. Les pongo por ejemplo la gestión del Open Arms comandada por el presidente. Primero a Algeciras, después a Mallorca, más tarde un buque de la Armada. Y España puesta en evidencia frente al mundo. No se puede gestionar peor la cosa pública. Pero es lo que hemos votado. Tenemos lo que nos merecemos. Y si insistimos con elecciones el 10 de noviembre, el territorio no mudará demasiado. Votamos contra nosotros mismos porque vivimos y hemos vivido durante cuarenta años en Jauja. Una jauja que algún día va a explotarnos en las narices. Mientras tanto, no se preocupen. Hay dinero para nuestra excelente educación pública. Y a nuestra sanidad siguen acudiendo a operarse los turistas sus caderas y, también, a vivir del cuento los menesterosos.

 Se me ocurre esto después de saber que la mujer que más años ha cotizado en España, Dolores Agra Rodríguez, propietaria de Lencería Marta (A Coruña), se jubilará en febrero de 2020. En 2016 el Ministerio de Trabajo le otorgó una medalla. Así lo contaba Pablo Portabales el 28 de septiembre de aquel año en nuestro periódico: «Empezó a trabajar a los 12 años. A la misma edad que una niña de 1.º de la ESO. A los 15 le hicieron el primer contrato en Pascual, donde aprendió el oficio al igual que varias generaciones de coruñeses. Ahora, a los 76 años, sigue trabajando». Tres años después, continúa. Pero, quizá por diligente, percibirá una pensión que no llegará a los 1.000 euros. Es nuestra España. Es la política contra la ciudadanía. Aquí todos tenemos los mismos derechos y, pese a todo, no todos poseemos las mismas obligaciones. Les voy a contar, y que no salga de aquí. Hay quien no ha contraído -y no ha querido contraer- ningún mérito frente a la sociedad y posee ayudas que se acercan a la jubilación que percibirá la señora Agra Rodríguez. Sé que los derechos, no las obligaciones, es lo primero que esgrimen ante cualquier desavenencia estos de los que escribo. Porque en cuestión de derechos, nadie más derecha que España.

A mí me parece injusto. Injusto que valga lo mismo el hacendoso que el gandul. Lo mismo el que brega y trajina que el zángano. Injusto que un labrador que ha trabajado de sol a sol pagándose la agraria, cobre poco más que aquellos a los que «obsequiamos». La señora Agra Rodríguez, que ha contribuido 64 años al bien de las arcas públicas, no cobrará mucho más que el «obsequiado» de turno. En derechos, nadie más derecha que tú. España, camisa blanca de mi esperanza.