Trastornos por atracón

Luis Ferrer i Balsebre
luis ferrer i balsebre TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

23 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En la última edición del manual internacional para la clasificación de los trastornos mentales (DSM-5) aparece el trastorno por atracón, que se caracteriza por la aparición de una ingesta compulsiva que se define por dos características esenciales: ingerir de forma impulsiva mucha comida en poco tiempo y la pérdida de control sobre esa compulsión. 

La frecuencia de los atracones debe ser de, al menos, una vez a la semana durante un mínimo de tres meses. El trastorno por atracón se asocia muchas veces con la obesidad y una alta comorbilidad psiquiátrica y médica.

Este trastorno -como tantos otros- no es más que una forma de etiquetar bajo el palio de una nueva entidad patológica conductas humanas que se han dado siempre, ya que en nada difiere el término con el cotidiano de glotón: aquel que ingiere comida con ansia y cantidad excesiva.

El atracón y la glotonería comparten las mismas connotaciones psicológicas y sociales que cualquier otra adicción, y se canalizan por los mismos circuitos cerebrales de refuerzo y recompensa que producen placer. Esto lleva a una incapacidad del sujeto para controlar su conducta y a una respuesta emocional disfuncional, que impacta negativamente en las relaciones sociales y la vida personal del individuo.

La glotonería y el trastorno por atracón vienen pues a ser lo mismo, solo que el glotón es considerado un vicioso o maleducado y el otro, un enfermo subsidiario de abordaje terapéutico.

Hay muchas otras entidades diagnósticas definidas en los manuales técnicos que no aportan más que una psicologización de la vida cotidiana, que solo sirve para aumentar el número de individuos declarados como enfermos.

Los diagnósticos de trastorno por atracón parece que aumentan y cabría una reflexión más profunda que la simple redefinición de una vieja conducta en una nueva enfermedad.

En las sociedades del bienestar en que vivimos, donde los contenedores del deseo se han derrumbado merced a la pérdida de referentes simbólicos capaces de educar y controlar la impulsividad humana; donde la oferta de consumo está en el corazón del sistema y la posibilidad de acceder a él es inmediata y sin tiempo de espera, es previsible el repunte de todas las conductas y/o patologías que tienen que ver con la impulsividad y la adicción.

El trastorno por atracón se ha generalizado. De hecho, hay mucha gente que se pasa la vida dándose atracones de todo, de series en Netflix, de ejercicio, de wasaps, de realitys shows, de juegos on-line, de Twitter, de Google... No tardarán en aparecer en la DSM-5 todos estos otros tipos de atracones inducidos por nuestra forma de vida.

Al tiempo, todos enfermos.