El brexitero y el yutubero

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

15 jun 2019 . Actualizado a las 08:37 h.

Dos palabras de reciente creación en inglés tienen una creciente presencia en el español. Se trata de YouTuber y Brexiteer o Brexiter, que por aquí escribimos con minúscula para adaptarnos a nuestra ortografía. En ambos casos se percibe con claridad su origen: YouTube, la web dedicada a compartir vídeos, y el brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El youtuber es el que hace y sube vídeos a aquella web, y el brexiter, el partidario del brexit.

Cuando un extranjerismo alcanza los niveles de presencia de estos dos en nuestra lengua cabe preguntarse cómo tratarlos, si como tales extranjerismos, y en consecuencia escribirlos en cursiva, o adaptarlos y convertirlos en voces españolas.

La segunda opción va pareciendo la más recomendable. El éxito de YouTube permite augurarle una larga vida -aunque en las cosas de Internet larga no quiere decir nada-, y tal y como llevan lo del brexit los ingleses este proceso puede durar aún bastante, pese al empeño de personajes irreductibles y de la proyección histórica de Boris Johnson o Nigel Farage.

El youtuber inglés puede aclimatarse con el cambio del sufijo -er por su equivalente hispano -ero, que en sustantivos puede indicar, entre otras cosas, ocupación, oficio o cargo: youtubero. Al que venga de usarlo en inglés puede costarle pasar de la pronunciación anglicada de you a la española. Por ello hay quien propone yutubero, al que en la Academia no le ponen pegas. Como en esto todo el mundo tiene su criterio, también hay quienes proponen adaptar youtuber en función de su pronunciación, yutúber, aunque pierden entusiasmo cuando caen en la cuenta de que su plural es yutúberes, que lo aleja bastante del original.

Quizá la adaptación más cuidadosa sea yutubero, pero unas búsquedas en Google nos devuelven a la realidad: youtubero aparece 587.000 veces; yutubero, 54.700, y yutúber, 1.140.

El brexiter tiene menos problemas de adaptación. Basta el intercambio de sufijos y ya tenemos un émulo de Johnson o de Farage con un traje de corte español: brexitero. Lo vimos por primera vez en un artículo de un reputado periodista inglés que explica en nuestro idioma cómo se le abren las carnes pensando en la que se les viene encima.

Que God save the queen... y a ellos también.