Maduro y el síndrome de Mourinho

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

OPINIÓN

Jose Mourinho, en la previa de un partido de la Liga de Campeones, en el 2017
Jose Mourinho, en la previa de un partido de la Liga de Campeones, en el 2017 WWW.MANUTD.COM | Europa Press

02 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Nicolás Maduro es mourinhista, aunque seguramente tampoco lo sepa. Uno de los gags más famosos del polémico entrenador portugués es el de aquella rueda de prensa en la que, tras una sonrojante derrota, no paraba de buscar excusas y culpables sin que asomara ni un atisbo de autocrítica. «¿Pur qué?, ¿pur qué?», repetía sin parar el luso, incapaz de asumir ni la más mínima responsabilidad.

Maduro está igual de noqueado, aunque se resiste a besar la lona. Tras llegar por accidente a la cima del poder, es rehén de sus propias contradicciones y también del puñado de militares leales al espíritu de Hugo Chávez, sobre todo porque les permitió enriquecerse hasta límites inimaginables apelando al carisma del comandante golpista que instauró el régimen comunista en Venezuela.

Maduro era el chico de los recados de Chávez. Le dio cobertura legal a su movimiento político y era disciplinado. Su silencio le sirvió para medrar en la estructura gubernamental y, aprovechando que su pasado era el de un humilde conductor de autobuses, ejerce de mascarón de proa de los que no estaban dispuestos a dejar las riendas del poder y sus prebendas.

Si Mourinho era capaz de meterle el dedo en el ojo a Tito Vilanova, Maduro reprime sin pestañear a sus paisanos que le piden democracia. Manipula pruebas y juicios, utiliza a paramilitares para atemorizar a las clases populares y busca enemigos exteriores para justificar que en el que no hace mucho era el país más próspero de Latinoamérica se muere de hambre y sus ciudadanos carecen de lo más básico para sobrevivir.

Si Mourinho encontró en Arbeloa a su espartano para proclamar a los cuatro vientos sus mensajes victimistas, Maduro tiene una cohorte de generales que le garantizan el control de Venezuela y una legión de aduladores internacionales que defienden a un régimen capaz de falsear unas elecciones, desvirtuar una Constitución y obligar a exiliarse a miles de personas cada día. Menos mal que Mourinho solo se dedica al fútbol.