Buenos días, manipulación

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

ANDY RAIN

03 abr 2019 . Actualizado a las 07:51 h.

Las cosas en campaña electoral suceden así: al socialista Miquel Iceta le preguntan qué debería pasar si una mayoría del 65 por ciento de catalanes quiere la independencia, él responde que la democracia debería encontrar un mecanismo para habilitarla y eso se convierte para el PP y Ciudadanos en el programa oculto de Pedro Sánchez, que ya tiene apalabrada la secesión con Quim Torra. Días después, el candidato y nuevo gurú económico del PP Daniel Lacalle es entrevistado en un diario financiero y dice que los países que no controlan el gasto público acaban planteando un recorte de las pensiones en un 20, 30 o un 40 por ciento. La frase llega a Pedro Sánchez y acusa al Partido Popular de estar proponiendo el recorte de las pensiones. Recojo estos dos episodios por su elocuencia, porque implicaron a grandes dirigentes políticos y porque son los más recientes. Se podría hacer una muestra mucho mayor.

 Da la impresión de que los candidatos quieren confirmar que en política todo vale, y en campaña electoral mucho más: vale la mentira, vale la demagogia y, como vemos en los casos mencionados, la manipulación no solo vale, sino que se confirma como una de las artes de hacer propaganda electoral. Todo consiste en retorcer la frase de un adversario sobre un tema sensible y lanzarse al calor del mitin sin ninguna comprobación. Lo urgente es ganar un titular o muchos titulares. La verdad como objeto de debate está sufriendo un ataque organizado que consiste sencillamente en despreciarla. Ocurrió siempre, pero en esta campaña promete ser uno de los instrumentos más utilizados para deteriorar a los rivales. Y los argumentos van a ser, efectivamente, Cataluña, las pensiones y todo aquello que levante algún tipo de pasión.

Se asegura, al mismo tiempo, que se va a luchar contra las noticias falsas que se difunden por Internet y el conjunto de redes sociales. Parece uno de los empeños más nobles después de lo visto en Estados Unidos, en el referendo del brexit y en otras consultas: la democracia empieza a necesitar mecanismos de autodefensa frente a oscuros intereses que pretenden modificar el voto, quizá según la necesidad de una potencia extranjera, como se ha visto en el último ataque cibernético al Ministerio de Defensa. Bienvenida, pues, la iniciativa, pero yo propongo más. Propongo que se incluya en el capítulo de fake news todo lo dicho en los mítines que el orador no pueda demostrar y que un organismo independiente denuncie y sancione a quien diga una mentira o manipule el mensaje de un adversario o datos que influyan en el voto, porque es otra forma de corrupción. Tendríamos una campaña menos caliente, pero se impondría decir la verdad, que no es poco en este país.