Esperanza electoral

OPINIÓN

18 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente Sánchez era consciente de que estaba avanzando por un sendero político de incierto porvenir, en el que lo mismo podía lograr una mayor continuidad en el tiempo que verse interrumpido de repente. Por eso iba dando sorprendentes saltos políticos, para evitar los charcos y tratar de ampliar los puntos de apoyo. Hasta que advirtió que la pata catalana de la combinación ya no se prestaba a ser punto de apoyo.

 Sánchez comprendió entonces una célebre frase de Konrad Adenauer, primer canciller de la República Federal Alemana: «En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno». Los independentistas catalanes, que ya habían elevado antaño sus exigencias, no mostraron la menor voluntad de hacer concesiones, es decir, no han comparecido dispuestos a prestarle su apoyo a un presidente socialista que solo tiene 84 diputados. Y ahí se empezó a romper el jarrón chino del poder de pacto de Sánchez.

Lo ocurrido nos saca, en cierta medida, de un camino plagado de misterios y de incertidumbres y nos sitúa ante una cita electoral que, visto el panorama, puede ser muy reñida, pero también muy clarificadora. Porque se trata de salir de un paisaje sembrado de desconfianzas que nos estaba enredando en suspicacias, recelos y mosqueos. Lo cual puede tener indudables ventajas, sean cuales sean los resultados. Porque nos estábamos acercando a rudos enconos que requieren, sin duda, de limpiadores vientos electorales.

Es lo bueno que tiene la democracia: que permite airear todo el sistema, sean cuales sean los resultados de la votación. Creo que el propio Pedro Sánchez saldrá beneficiado de no seguir avanzando por unos senderos de oscuridad y de incertidumbre, que confundían a los suyos y a los contrarios, es decir a todos.

Por otra parte, ni el Partido Popular ni tampoco Ciudadanos podrán seguir atizando el fuego de una crispación que, en realidad, era solamente su forma de exigir la celebración de estas elecciones. Pues bien, ya están anunciadas, y ya están ahí.

Ahora solamente queda recordarles a los ciudadanos que los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan. Creo que, en esta ocasión, se dan las condiciones para una participación masiva de electores. Y esto también será bueno, sea cual sea el resultado.