Albert Rivera, Vox y la pesca en seco

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

CRISTINA QUICLER | afp

11 ene 2019 . Actualizado a las 09:15 h.

Es posible que Albert Rivera y todos los que con él dirigen Ciudadanos supongan aun que su pas de deux con el PP en Andalucía los deja al margen del pas de trois que posibilitará que haya por fin alternancia democrática en la única comunidad de España donde el mismo partido ha gobernado desde el inicio del período autonómico. Vana ilusión.

Sí, vana ilusión, pues, según Ciudadanos podrá muy pronto comprobarlo, en el caso andaluz es de de plena aplicación la propiedad transitiva de todos conocida: que si A (Vox) está relacionado con B (el PP) y B (el PP) está relacionado con C (Ciudadanos, como su propio nombre indica), entonces A (Vox) está relacionado con C (Ciudadanos).

Tras la investidura de Juan Manuel Moreno como presidente andaluz la próxima semana, varios dirigentes de Ciudadanos accederán a la vicepresidencia y a algunas consejerías del gobierno regional. ¿Creen todos esos dirigentes que una vez convertidos en cargos públicos podrán sacar adelante sus proyectos si no es con el sostén de la misma mayoría que apoyará los proyectos que presenten el propio Moreno y los consejeros del PP? Pues están aviados si basan sus previsiones de futuro en una hipótesis tan estrafalaria: ¡Una parte del gobierno andaluz apoyada por Vox y otra parte por la izquierda! ¿Se imaginan el esperpento?

Ciudadanos tendrá que decidir en Andalucía, pero no solo en Andalucía, qué quiere ser de mayor, sabiendo que la fecha de su mayoría de edad la tiene ya a la vista: las próximas elecciones municipales, europeas y autonómicas de mayo, de las que saldrá, por desgracia, un mapa de partidos realmente endemoniado. Tan atomizado que casi en ningún sitio será posible gobernar sin pactos de todas las izquierdas o todas las derechas. Y tan polarizado como para que se esfume como agua en un cedazo el sueño que desde hace tiempo acaricia Albert Rivera: estar en un centro ideal que le permita hacer al mismo tiempo pactos de signo político abiertamente opuesto.

Aun resultando muy difícil, podría intentarlo Ciudadanos si su posición actual fuera la que tuvo hace años en Alemania el Partido Liberal, situado en medio de los socialdemócratas y los democratacristianos: la de bisagra entre el PSOE y el PP. La realidad española es, sin embargo, muy distinta a la alemana porque la izquierda está ahora aquí partida en dos (PSOE y Podemos) y la derecha parece que va a estarlo (PP y Vox), lo que convierte en una quimera el sueño centrista de Rivera de comer a dos carrillos. Más pronto que tarde Ciudadanos tendrá que decidir si forma parte del polo (schieramento, dicen, tan finos siempre, los italianos) de la izquierda (PSOE y Podemos) o la derecha (PP y Vox), pues cualquier ambigüedad a ese respecto constituiría una burla intolerable a sus votantes. Desde ahora quien quiera peces deberá mojarse el culo, porque ya no va ser posible en España pescar en seco por más tiempo.