Que la defiendan ellos

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

02 ene 2019 . Actualizado a las 20:43 h.

Somos demasiado clásicos. Comenzamos el año como siempre. Con las uvas, el estriptis de la Pedroche, la subida de precios de los servicios básicos, balances de muertos en carreteras y por violencia machista y los discursos de los presidentes autonómicos que de un tiempo a esta parte les ha dado por contarnos lo bien que van sus comunidades y lo mal que está todo lo demás. La sanidad en Galicia, el crecimiento económico en Cataluña, la estabilidad social en Aragón y la prosperidad en Madrid fueron los logros destacados en estos mensajes. Que ya es destacar.

Y dentro de esa celebración convencional no ha faltado la defensa de la Constitución, como prolongación de lo que ya hizo Felipe VI. Como si fuésemos usted y yo los que la ponemos en peligro y tuvieran que advertirnos de los riesgos que corremos. Como si fuese una responsabilidad nuestra el haber llegado a donde llegamos y estuviese en nuestras manos rectificar el camino recorrido.

Hace ya tiempo que la Constitución, esa norma que nos dimos y con la que nos hacíamos tan felices, ha dejado de ser la Biblia de nuestra convivencia para convertirse en papel mojado. Y es así porque nuestras élites políticas, económicas y sociales la utilizan a su conveniencia. Se respeta lo que interesa y cuando interesa. Y se salta con todo descaro cuando conviene. La Constitución se desprecia desde el Parlamento hasta la sede de cualquier partido en el pueblo más remoto. Se adoptan decisiones a sabiendas y entre grandes solemnidades, que van contra ella. No pasa un día sin que alguien le arree un zapatazo para acto seguido acusar al contrario de hacerlo. Y si es necesario se reforma con nocturnidad y alevosía.

Patear la Constitución se ha convertido en algo tan tradicional como las celebraciones de salida y entrada de año. Como los discursos que nos lanzan nuestros señoritos diciéndonos lo bien que vamos, lo mal que tratamos la Carta Magna y la necesidad de defenderla. Que la defiendan ellos que son los que la están destrozando. Y que nos dejen de monsergas navideñas.