Un montón de Españas

Ernesto Sánchez Pombo
ernesto s. pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

26 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No solo Cataluña está dividida. También lo está el resto de España, en numerosas y trascendentales cuestiones. Entre los que propugnan la llegada de una república y los que prefieren lo que ya tenemos. Entre los que denigran la Transición y los que se aferran a ella. Y entre los que a diario se encargan de enturbiar la convivencia y los que luchan denodadamente por mantener el clima de concordia y consenso. Estas Españas, que empiezan a ser ya un montón, fueron los pilares del discurso navideño del rey Felipe VI. Esas Españas que son muchas y que cada día, si no lo frenamos, serán más.

Porque son precisamente los jóvenes, a los que el monarca dedicó gran parte de su intervención, los que se muestran más partidarios de la república y los que piden mayoritariamente la celebración de un referéndum para decidir sobre el asunto. Las consultas celebradas en varias universidades y las encuestas nos dicen que la aceptación de la monarquía resulta insignificante entre los menores de 35 años.

Como rechazo en amplios sectores de la sociedad, y cada día va en aumento, recibe la Constitución y la forma en que se llevó a cabo la transición democrática y el balance que nos dejó. Una nueva generación de políticos ha tomado la bandera de desatender la Carta Magna y censurar el tránsito y el discurso se está generalizando sin distinguir los logros de la Transición y el fracaso por parálisis y acomodo de la postransición, que es cuando se debería haber afrontado las reformas.

Y ello incide directamente en esa «frágil convivencia» a la que se refirió el monarca. Pero es que nuestra convivencia comenzó a deteriorarse en las propias instituciones. Nunca como hasta ahora los enfrentamientos de tintes tabernarios de sus señorías han llegado tan lejos. No solo son descalificaciones verbales, estamos ya en la fase de los insultos y de las fake news, en la que todo cabe por rentabilidad electoral.

Y nada nos hace pensar que esto cambie y que tantas Españas puedan ser una sola. Más bien al contrario.