De película

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

29 sep 2018 . Actualizado a las 09:46 h.

De las historias que nos avergüenzan estos días, hay una que por lo menos demuestra competencia, capacidad: la de Villarejo. José Villarejo es un malo muy malo, un verdadero profesional de la maldad, que sabe hacer muy bien sus guarradas y, como consecuencia, cobra una barbaridad por cada una de ellas, millones de euros. Pero es que el tío consigue cosas imposibles arriesgando tanto que, al final, ha parado en la cárcel, de donde está intentando sacarse a sí mismo esta vez a base de filtrar audios de gentecilla que, no se sabe cómo, han llegado a ministros o a jueces estrella-referencia-moral-de-cualquier-bobo. Claro, las dos cosas deprimen muchísimo: que los malos sean tan buenos profesionalmente y que los buenos sean en realidad malos, tanto moral como profesionalmente. Muy decepcionante. No sé cómo podremos mirar ahora al mártir Garzón y a la superprogre Lola Delgado, lenguaraz y más bien ruda, de quien ya nadie querrá saber nada en su oficio. Solo Villarejo se salva: es un tío de las cloacas cien por ciento, que no engaña: «Esto que me pide supone un delito y tendré que pagar a gente que se la juega, así que le saldrá a usted muy caro». No va de referencia moral, llega a decir que puede ser muy perro. No aspira a ministro ni a dictar a la gente qué está bien y qué está mal.

El tío resuelve problemas, problemas muy gordos, siempre que el poseedor del marrón disponga de dinero suficiente. Y ya está. Villarejo me da miedo, pero admiro su competencia casi de película. Me gustaría poder decir lo mismo de los ministros. Me gustaría decir que me dan miedo, pero los admiro. Lo cierto es que solo me dan miedo por lo torpes que parecen.

@pacosanchez