Segundo ministro dimitido. El primero por no poder defender públicamente de una manera políticamente correcta sus cuentas con Hacienda; el segundo por plagiar 19 de las 52 páginas de su trabajo de fin de máster. Algunos párrafos son igualitos que los de la Wikipedia. ¡Tremendo! Es impensable que el sistema universitario español en esto de los máster esté haciendo aguas y que el Gobierno que tenemos es de pandereta.
¿Cómo se le ocurre a la ministra Carmen Montón presentarse al cargo después de darle al copieteo? Posiblemente que por la misma razón que antes aceptó su puesto la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Pensarían que no tenían la mínima sospecha de que las iban a pillar. Y, claro, eso de tener un importante cargo público mola mucho. Así que cogieron la poltrona y se sentaron en ella. Punto.
De lo sucedido en los últimos meses se deducen cuestiones que dan pavor. Por ejemplo, es evidente que alguien tiene abarrotada de información una pocilga y que a ese alguien lo ha puesto el que dirige (metafóricamente hablando) el servicio del mal. ¿Quiénes son estos individuos? Después de este nuevo caso de corruptela, ¿podría uno volver a pensar que en este país el que no está al lado del poder no se come un rosco y que el que tiene amigos sentados en puestos públicos de relevancia dispone de más facilidad para mantener la billetera llena? ¡Recuerdos de la época franquista en la que los caciques pisoteaban sin escrúpulos a cualquier persona con talento que sobresaliese entre los conciudadanos más próximos!
¿De verdad que los españoles nos merecemos este tipo de gobernantes? No son todos iguales. De acuerdo, pero lo cierto es que caen como chinches.
¿Gobierna este Gobierno o con tanto viaje y tanta puesta en escena piensa que se encuentra en un plató de una serie norteamericana? Es más, ¿gobernó el del PP? Quizá si hubiesen cumplido con su trabajo nada de lo que hemos visto en los últimos años hubiese pasado. Quizá todos seríamos más felices y también más pudientes económicamente hablando. Porque cualquier situación de insolvencia política e inestabilidad hace huir a los inversores internacionales; y también a los nacionales, de los que ya quedan pocos. Esto del copieteo es un elemento revelador de que en España hay quien ha olvidado lo que significa dignidad; hay a quien no le importa pervertir los valores que le han inculcado, y hay quien no duda en traicionar las creencias que su padre y su madre le han transmitido. Aunque duela, hay gente así. Fallaron los cimientos de un país, que son básicos y siempre se localizan en la educación. Hoy tiene más valor el discurso que mueve masas aunque su promotor sea un ignorante, que la sinceridad del ciudadano responsable aunque no tenga máster.
Basta de golfadas y de golfos.