Podemos y su agria defensa del rencor

Roberto Blanco Valdés
Roberto l. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

09 sep 2018 . Actualizado a las 13:56 h.

Cuando en España se abrió la transición, la reconciliación nacional, que posibilitó la democracia, había calado en la mayoría del país. Solo la izquierda más lunática y el franquismo más sañudo tacharon de traidores a quienes unieron sus manos para lograr la libertad.

Ahora, a 42 años del inicio de la transición y a 82 del de la guerra, Podemos se suma a la defensa del rencor. Ha bastado un vídeo, conmemorativo del 40 aniversario de la Constitución, en el que dos excombatientes se hablan con amistad y se funden finalmente en un abrazo, para que los demócratas ejemplares de Podemos, abogados del chavismo y del castrismo, hayan sacado su rencor a relucir: «En España equiparar a los defensores de la democracia con los del fascismo, no ayuda a la memoria histórica y va en dirección contraria a equiparar a nuestro país con Europa», criticó Iglesias, que añadió: «Equipara un pijama de rayas con el uniforme de las SS». «Flaco favor a la Constitución, igualar una dictadura fascista con quien defendió la democracia», proclamó la diputada Gloria Elizo. Pero fue Monedero quien culminó con su fino estilo la faena: «Poned a un viejo nazi y a un viejo judío sobreviviente de un campo de concentración para celebrar la Constitución alemana de 1949. Una jodida vergüenza».

Vergonzoso es tener que recordar a Iglesias, Elizo y Monedero cosas esenciales, que desconocen o fingen no saber: que nuestra reconciliación partió de la verdad -que la guerra la provocaron los fascistas al alzarse contra el Gobierno legítimo de España- y, por eso, el abrazo de ambos bandos exigió el fin de la dictadura; que en la guerra pocos lucharon por la democracia y que esos pocos pronto sucumbieron frente a los que perseguían el fascismo, el comunismo o la anarquía; que ser movilizado en uno de los dos bandos dependió sobre todo del territorio donde quedaron los respectivos combatientes; que la reconciliación no se basó nunca en el olvido sino en no valerse del recuerdo para decidir sobre el futuro; y que la primera defensa de la reconciliación nacional fue, ¡en 1956!, la del PCE, la fuerza que con más coraje y sacrificios luchó contra el franquismo.

Pero hay más: denigrar nuestra reconciliación comparándola con lo sucedido en Europa tras 1945 solo demuestra ignorancia o ganas de mentir. Porque la Europa democrática de posguerra se edificó sobre un monumental esfuerzo de concordia, incomparable al español en intensidad porque incomparable había sido la tragedia. Los millones de soldados de los ejércitos italiano o alemán o los millones de franceses que colaboraron pasivamente con la ocupación o simplemente miraron a otro lado se reincorporaron a la vida nacional sin que nadie cometiese el obsceno error de confundirlos con quienes habían organizado y dirigido la carnicería. Una inmensa diferencia que, por lo visto, los dirigentes de Podemos, ellos tan listos, son incapaces de apreciar.