De celebrarse ahora elecciones generales, las ganaría el PSOE. Es la estimación de resultados del barómetro de julio del CIS, que se deduce de las tablas de resultados del estudio. Con nuestras técnicas llegamos a unos resultados muy parecidos. La aritmética que plantea es claramente pluripartidista y remite a otra gran coalición en el medio plazo, PSOE-Ciudadanos, o alternativamente a un pacto plurinacional del PSOE con el entorno de Unidos Podemos, ERC y el PDECat. En la actualidad, la suma del PP y Ciudadanos queda a siete escaños de la mayoría.
El CIS informa sobre una fidelidad de voto del PP del 50,7 % en datos directos; con un 20 % de indecisos; y transferencias hacia Ciudadanos del 17,9 %, y hacia Vox del 2,2 %. Estos datos son críticos, porque significan que el PP solo retiene a cinco de cada diez de sus votantes del 2016, mientras que dos se han ido a Ciudadanos, otros dos están indecisos y el que falta no piensa votar, lo hará a Vox (que irrumpe en este estudio) o a otro partido. El proceso demográfico juega en contra del PP, que se mantiene en los límites de la aritmética con el voto de las generaciones más antiguas.
Los medios convencionales nos dicen que Ciudadanos no existe, que el PP se rearma y que Vox no irrumpe. Sin embargo, el CIS explica que el partido naranja está perfectamente asentado sobre su espacio electoral, con una fidelidad del 67,9 % y una devolución al PSOE del 7,5 %, que se compensa en parte con la transferencia inversa, el 3,9 % del PSOE que se incorpora a Ciudadanos. Los de Rivera retienen a siete de cada diez de sus votantes del 26J, otro está indeciso, otro regresa al PSOE y el último votará en blanco o se abstendrá; los que apoyaron a Ciudadanos no regresan al PP (0,5 %), luego ya han conquistado unos cuatro millones de electores populares, sean los fundacionales del 20D, los resistentes del 26J o los recientes.
Unidos Podemos defiende el 17 % gracias a las confluencias y sus resultados vasco-navarros, porque en la España interior o en Andalucía promedian el 14 % o menos. Verdaderamente ausentes o muy despistados en las últimas semanas, están obligados a acompañar al PSOE en la generalidad de las votaciones, aunque las pierdan, para mantener la ilusión movilizadora de un Gobierno de izquierdas que no es el suyo. Parece que no saben hacerlo sin perder los votos, pero ahora mismo no pueden hacer otra cosa que resistir con cuatro millones de personas, que no es poco.
Acierta Casado apoyándose en Aznar y lo que tiene que suceder está escrito. Tratará de neutralizar al emergente Vox para proyectar la sombra de su partido hacia el espacio antisistema, aunque disimulando o llamándolo el gran centro-derecha, pensamos que con poco éxito, porque esos votos están para eliminar los parlamentos autonómicos. Ciudadanos es liberal, neoliberal o neocon, mientras que Vox es antisistema, como Le Pen en Francia. En el PP creen ser el Real Madrid porque no quieren comprender que el bipartidismo terminó hace mucho tiempo, pero en realidad no saben lo que son.