Las frases más sencillas, decía don Baudilio en los Salesianos de Ourense, son también las más propicias para el análisis sintáctico. Si yo escribo «Los socios de En Marea no quieren AVE», estoy proponiendo uno de esas oraciones aptas para la sintaxis elemental. Mucho más difíciles son las oraciones subordinadas. Vayamos con una de ellas.
El pasado día 25 de julio, con el día de Galicia por bandera, nuestro periódico anunciaba: «Unidos Podemos pide a Ábalos que se replantee las inversiones en el AVE». Pero la importante fecha, nuestra fiesta, le robó el fulgor. Explicaba la noticia de la página 18 de La Voz que los de Podemos, o sea, lo socios de En Marea, preguntaban al ministro de Fomento por las inversiones del AVE gallego. Que es un despilfarro, una quimera, un tirar el dinero sin saber dónde se tira. Se apresuraron los socios gallegos, En Marea, para decir que ellos no preguntaron nada: fueron otros. Sin embargo, en realidad, fueron los mismos con los que votan cada semana sea lo que sea. Fueron los de Podemos, que no son muy gallegos y ven esto del AVE como un dispendio burgués que no debe mantener el Estado que todo lo mantiene. El AVE solo pueden permitírselo «mayormente quienes son de clases altas», según Unidos Podemos. Qué vergüenza siento. Qué cinismo supremo este de los habitantes de la nueva política. Que apoyen a Unidos Podemos cinco diputados gallegos, de En Marea, es un oprobio constante a Galicia.
Andan divididos y el pasado día de Galicia hubo varias manifestaciones. La mejor, esa que encabezó Luís Villares, que a quinientos metros de Anova reclamaba unidad y esas cosas que proclaman cuando el partido instrumental se le va de las manos. ¿Unidad? Para qué. Irán juntos a las municipales. Pero no les dirán a los votantes que lo del AVE es una cosa para unos, los ricos catalanes, y otra bien diferente para otros. Los de Pablo Iglesias no lo quieren. Los de Beiras -que eran los de Noriega- y los de Villares -que son los de nadie- dicen que su posición es que se cumplan los compromisos adquiridos con nuestra tierra. Pero digo yo que si les quedase una pizca de amor propio, o sea, un poquito de amor por Galicia, dirían que si los de Podemos preguntan a Fomento sobre la necesidad del AVE gallego no pueden ir con ellos a las elecciones.
Prefiero a Ana Pontón y al BNG. Sus ideas, minoritarias, pero tan respetables y dignas como las de las confluencias: ese híbrido que le han vendido a Galicia con promesas de futuro. Prefiero a Pontón, y no lo niego. Con su demagogia del XIX, pero tan vital como los versos de Rosalía, que también eran decimonónicos. Antes ella que estos que defienden a Galicia aquí y se bajan los zaragüelles en Madrid. Cinco diputados gallegos al servicio de Pablo Iglesias y no de Galicia. Cuando alguien vote a En Marea no debe olvidarlo. Es una frase sencilla para el análisis sintáctico: Los socios de En Marea no quieren AVE.
Fueron los de Podemos, que ven esto del AVE como un dispendio burgués que no debe mantener el Estado que todo lo mantiene