¿«Brexit o «brentry»?

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

15 jul 2018 . Actualizado a las 09:43 h.

Theresa May, la premier británica, accedió a su cargo de rebote tras el fiasco del referendo sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea de junio del 2016. Y digo fiasco porque, como ya es sabido su antecesor, David Cameron, lo convocó para cumplir con su programa electoral y contentar al sector más euroescéptico de su partido, pero no porque él estuviera de acuerdo. Por ello, al ganar la opción de salir, se vio obligado a dimitir provocando un terremoto tanto en el partido conservador británico como en el país.

Terremoto que heredó May y que ha marcado su agenda política desde su nombramiento en julio de 2016. La premier ha intentado establecer el calendario para ir ganando tiempo y evitar que la desconexión supusiera un choque brutal. Pero, aun sabiendo que las negociaciones iban a ser muy duras, puesto que la Unión Europea ha sentido como una traición el resultado del referendo y no se lo está poniendo fácil, las batallas más complicadas las ha tenido que librar en suelo británico. No solo porque Escocia deseaba mantenerse en la Unión Europea y ha amenazado con intentar marcharse del Reino Unido, sino por la división en su propio bloque conservador sobre cómo llevar a cabo el denominado brexit.

Y es que, a pesar del entusiasmo de los euroescépticos, intentar paliar los efectos negativos del brexit se ha convertido en una pesadilla para May. No se puede nadar y guardar la ropa, por ello, sus esfuerzos por mantener una frontera flexible entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda con un brexit suave han provocado una serie de dimisiones en cascada que amenazan seriamente su gobierno a poco más de un mes de las últimas elecciones legislativas. Y ahora es difícil discernir si quiere marcharse sin arruinarse o si quiere quedarse sin perder la cara.