Terminó el ciclo electoral bipartidista y ahora hay cuatro fuerzas políticas preponderantes, el PP, el PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos y las confluencias. En realidad, el bipartidismo finalizó en el año 2010, porque la desmovilización masiva de la mitad más joven del electorado del PSOE dio paso a un miniciclo hegemónico del PP, que se desplegó hasta el verano del 2012 cuando muchos de sus votantes más jóvenes y metropolitanos se reunieron con los socialistas en la abstención. La estructura de la representación política es cuatripartita desde entonces, porque en vísperas de las elecciones europeas del 2014 el PP había caído a los siete millones de votos con el PSOE por debajo; eran tan pequeños que IU/ICV superaba los treinta escaños con pocos votos, pero UPyD los quince con menos votos aún. Lo que significa que los resultados de las elecciones generales del 26 de junio de 2016 refrendaron la nueva estructura del comportamiento electoral que expresaron las urnas el 20 de diciembre de 2015, lo contrario de lo que interpretó el sistema hasta la aplastante victoria de Ciudadanos en Cataluña. Sabemos que los partidos nuevos son más votados que los viejos PP y PSOE por la mitad más joven del censo, que es de alta cualificación, mientras que estos reciben el grueso de sus apoyos entre los más mayores, especialmente el PP. Aunque lo dicho hasta ahora se refiere al sistema electoral general, que excluye Cataluña y el País Vasco, porque definen sistemas electorales particulares, de naturaleza pluripartidista, donde la mayorías parlamentarias autonómicas recaen en las candidaturas que representan a personas de identidad nacional diferente de la española. También sabemos que el PP obtiene mejores porcentajes en la España interior y que los socialistas lo hacen en la mitad sur, pero también que Ciudadanos conseguiría un buen número de escaños en Andalucía y en las circunscripciones interiores donde nunca existieron diputados distintos de UCD, el PP o el PSOE. Sabemos, en definitiva, que la estructura del comportamiento electoral es otra de la que hay registros desde el mes de marzo de 2015, los comicios que ganó Susana Díaz con el peor resultado de la historia del PSOE en elecciones a la Junta; las del paseíllo. Aunque lo bueno de todo esto es que por fin se dan por enterados los jefes de la comunicación de masas. El resumen es que Ciudadanos y el PP, o viceversa, conseguirían mayoría absoluta en unas elecciones generales en España, pero probablemente también Ciudadanos con el PSOE. Además, cualquier mayoría alternativa exige dos condiciones: la movilización de un millón de electores del lado izquierdo y la integración de la plurinacionalidad como el concepto identitario español del siglo XXI, lo que conduce a la perestroika que necesita el sistema, una reforma institucional tan profunda que produce un orden nuevo.