Génova, el templo de las luces

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

23 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Me cansé de repetirlo. Dije que era una «partida errada» desde el principio. Nunca pude comprender los motivos que llevaban a Rajoy a convocar elecciones a mes y medio de la aplicación urgente y necesaria del 155. Esos son los calificativos: urgente y necesaria. Me falta un complemento para el sintagma anterior: la aplicación del 155 (que se hizo con dos años de retraso) debía ser intensa y con durabilidad temporal. Me sentía náufrago con mis pendencias. Se admitía, eso sí, que la jugada de Rajoy era arriesgada. Sin embargo, decían desde Génova 13 y sus altavoces, era la mejor posible. Muy pocos aseguramos que era un absoluto disparate. Un disparate que ya no tiene remedio.

Nos hemos metido en un bucle eterno, un laberinto sin salida, aunque yo apuntaré una al final de este artículo. Antes, unas preguntas retóricas: ¿Quién aconsejó en Génova 13 que se convocasen las elecciones el mismo día que se ponía a andar el 155? ¿Quién actuó con tanta cobardía que fue capaz de tragar las exigencias de Pedro Sánchez? ¿Quién pensó, e hizo pensar a Rajoy, que es preciso actuar con complejos en asuntos que afectan de verdad a la salud económica y social de España y de los españoles? Podía seguir escribiendo interrogantes, tengo muchos. Nadie contestaría porque la respuesta está en el aire, sobrevolándonos. Sin embargo, me permito la osadía, yo sí tengo claro quienes son los inductores de esta conducta suicida: la derecha progre. Esa que habita Génova 13, que gobierna los medios de comunicación públicos y los centros de inteligencia del Estado. La derecha progre que ha alimentado las televisiones de barricada, salvadas con dinero público, y el sectarismo. La misma que engorda a Sánchez y Rivera. Y va la solución final. Háganles su referendo. Pero antes adviertan que el Estado no va a mover ni un dedo para que Cataluña se quede. Ni un dedo. Y que si vence el sí por un solo voto, se irán: de España, de Europa y del euro. De sobra sé que no me van a hacer ni caso.