Los cordones del cáncer

Jorge Mira Pérez
Jorge Mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

OPINIÓN

19 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cordones de los zapatos van protegidos en sus extremos por una capsulita de plástico para que no se deshilachen. Esa imagen sirve para describir los cromosomas (que contienen nuestros genes) y los protectores de sus extremos: los telómeros. En los años 80 se descubrió que los telómeros son además una especie de mecha que se va gastando cada vez que una célula se duplica. Cuando se acaba la mecha, se detiene el proceso, y envejecemos. El hallazgo mereció el Nobel de medicina 2009.

Una célula cancerígena no se comporta así: se duplica sin freno, como si no gastase su mecha. Por lo tanto, una de las estrategias de lucha contra el cáncer consiste en atacar esa mecha. El grupo de María Blasco (una de las figuras líder de la ciencia española y discípula de una de las ganadoras de aquel Nobel de 2009) acaba de anunciar que con esa estrategia ha conseguido una posible terapia eficaz frente a uno de los tumores cerebrales más letales: el glioblastoma, para el cual hay escasas opciones terapéuticas (la esperanza de vida media de los pacientes es de 14 meses). Ese cáncer es peligroso porque entre sus células hay algunas que tienen un protector de sus telómeros, que hace que puedan reproducir el tumor completamente a partir de una de ellas. La idea de esta terapia española consiste en atacar a ese protector. Su aplicación en ratones ha aumentado su supervivencia hasta un 80 %, y además el tratamiento no les causó efectos secundarios. Deseamos el mejor de los futuros a esta vía de investigación.