«Ni un paso atrás», decía Forcadell

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

12 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por 150.000 euros está en la calle. Sus imputaciones son mucho más graves que las de algunos presos preventivos de las cárceles de España. Ella, como presidenta del Parlament, y los miembros del Govern, han perpetrado el mayor ataque a la economía y a la convivencia en la historia de la próspera Cataluña. Es preciso no olvidarlo. Ni la Agencia del Medicamento, probablemente, irá a Barcelona. Ni el Mobile World Congress, probablemente, volverá a realizarse en la ciudad condal si esta locura política persiste. Los comercios venden mucho menos. Las reservas hoteleras se han hundido. El paro catalán, creciendo. Y para todo ello hay unos culpables: los políticos independentistas. Por eso el viernes, mientras se dirigía a su Cataluña luego de pagar una fianza, yo pensaba en todo lo que esta mujer proponía y ya no propone. Resulta que todo ha sido una declaración simbólica, nada más. Resulta que sus ideas valen nada. Resulta, en definitiva, que son unos pusilánimes que han jugado con la laxitud y la flojera de los gobernantes del Estado. Desde Aznar a Zapatero, de Felipe a Rajoy. Aznar, que hablaba catalán en la intimidad con el único político de España (y tal vez del mundo) que ha sido imputado, por blanqueo y fraude y otros delitos, junto con toda su familia. Toda, insisto: él, su mujer y sus siete hijos. Zapatero, que gritó aquella frase gloriosa: «Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán». Felipe, que reía las gracias catalanas a cambio de un puñado de votos y consentía aquello de: «Primero paciencia, después independencia». Rajoy, que pudo parar a tiempo este disparate continuado pero se amedrentó y prefirió ir mal acompañado que solo: con Sánchez y su chantaje para la reforma constitucional. Pero no hablo hoy del pasado, sino del presente, tan pedagógico. Y el presente es ella, Forcadell.

Ella, que el 21 de octubre pronunció una sentencia que se ha tornado falsa aunque muy didáctica: «Ni un paso atrás». Un paso no, cientos. Tantos que ya estamos en la casilla de salida: aquellos tiempos en que la presidenta del Parlament durante el proceso independentista alentaba el odio a España y los españoles. Cuando fue presidenta de la ANC no se dedicó a otra cosa. Dejo alguna de sus proclamas, las más significativas: «President, ponga las urnas»; «No acataremos las imposiciones del Gobierno español. Nuestro adversario es el Estado español»; «Inevitablemente habrá que quebrantar la legalidad española»; «No habrá ningún gobierno ni Estado que nos pueda frenar». Tiene muchas más, prefiero obviarlas.

Está en la calle porque el Estado, que ella y los suyos denomina autoritario y antidemocrático, tiene sus reglas y las cumple. Pero este artículo quedaría cojo si una vez más no citase a aquellos que desde Galicia siguen apoyando este delirio. Es frecuente escucharlos en las tertulias. Y en el Parlamento gallego, por supuesto. ¿Aún no se han dado cuenta del ridículo espantoso en el que están cayendo? No, porque ellos repiten, como Forcadell otrora: Ni un paso atrás.