Atentado en Manhattan

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

02 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Era una cálida y soleada tarde de otoño, a pocas horas de celebrar una de las fiestas con más raigambre y tradición en el país: Halloween. Era una zona sin tráfico rodado en un área tranquila de la parte baja de Manhattan, en el corazón de una de las ciudades más emblemáticas de Estados Unidos: Nueva York. Todo parecía indicar que la jornada remataría sin incidentes reseñables hasta que una furgoneta irrumpió en el carril bici llevándose por delante la vida de ocho personas-cinco de ellas amigos argentinos que celebraban el 30º. aniversario como egresados de la Escuela Politécnica de Rosario- e hiriendo a otras once. El conductor  solo se detuvo al chocar contra un autobús. El atacante, un uzbeko de 29 años, de nombre Sayfullo Saipov, emigrado a Norteamérica en 2010 actuó solo y no dudó en gritar la consabida consigna de ¡Alá es grande!

El presunto terrorista parece que se radicalizó tras su llegada a Estados Unidos. Como otros cinco millones de uzbekos había emigrado de su país en Asia Central en busca de una oportunidad y, probablemente, ante la constatación de que la realidad no era tan positiva como había creído buscó consuelo en donde, sin importar su procedencia se podía sentir integrado, no discriminado sino valorado; el islam. Y es que son los frustrados, los descontentos, los más influenciables a nivel emocional los peones que con más avidez buscan las organizaciones terroristas islamistas. Porque en ellos se aúnan la determinación, la fe ciega y la voluntad de morir por la causa. Y ahora que Daesh está prácticamente defenestrado en Irak y Siria, son estos supuestos lobos solitarios, radicalizados en los países de acogida, los que se pueden manipular fácilmente para que sigan las directrices de los cerebros que se ocultan en las sombras. Cerebros que son el objetivo más importante a eliminar.

Los frustrados, los descontentos, los más influenciables a nivel emocional son los peones que con más avidez buscan las organizaciones terroristas islamistas para llevar a cabo sus fines contra Occidente.