Gestionar la masificación turística

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

23 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De momento la masificación turística no es un problema en Galicia. Afortunadamente aquí las cosas son de otra manera, pero ya es momento de pensar el futuro inmediato para que no se produzcan situaciones incomodas para los ciudadanos, los visitantes y el territorio. Estos son los síntomas percibidos en los lugares más visitados de Galicia.

Las islas Cíes, aquejadas por un márketing turístico local posiblemente excesivo para lo que debe ser un parque natural, ya son noticia por sobrepasar el número de visitantes establecidos, debido al incumplimiento por parte de las navieras de las limitaciones impuestas. En Santiago, las colas para visitar la catedral empiezan a ser excesivas, entre una hora y hora y media, contribuyendo además a congestionar las plazas y calles de su entorno. En el cabo Finisterre, las filas de coches aparcados en los márgenes de la carretera de acceso y el peligroso deambular de los visitantes hace tiempo que están siendo un problema.

Afortunadamente en los otros dos lugares más visitados de Galicia parece que ya se están tomando medidas eficaces. Primero fue el entorno de la playa de las Catedrales, con el condicionamiento del aparcamiento y la limitación de acceso, aunque las caravanas para llegar siguen siendo excesivas. También en la torre de Hércules se acababa de establecer un sistema de turnos para entrar en el monumento. Aunque la mayoría de los visitantes se conforman con la visita exterior, son miles los que quieren entrar en la zona museizada y ascender a lo más alto del faro. Ahora se les facilita el acceso dándoles una hora para entrar, pudiendo dedicar el tiempo de espera a otras actividades. Lo malo es que el aparcamiento es un desastre, principalmente por la invasión de autocaravanas que, ante la falta de una solución viable y segura, deciden establecerse en la plataforma reservada a los automóviles.

Hay ya una larga experiencia de cómo se puede gestionar la llegada masiva de visitantes, siendo el caso de la Alhambra, el monumento más visitado de España, un caso paradigmático. No son necesarias grandes actuaciones, y aunque los problemas son bien aceptados por los visitantes, pues ya saben que es el precio a pagar por la afluencia vacacional, sería muy recomendable que desde los gobiernos locales se pusieran en marcha iniciativas para gestionar estos temas a tiempo.