Frente al precipicio

Rubén Santamarta Vicente
rubén Santamarta PAISANAJE

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

06 ago 2017 . Actualizado a las 05:50 h.

La política tiene, y está bien que sea así, tiempo para todo. Para enfangarse en la deriva independentista sin atender a sus consecuencias, para darle vueltas sin resolver el empecinamiento por exaltar a un dictador en Meirás, y hasta para valorar si por un tipo que da patadas a un balón merece pagar lo mismo que tres hospitales como el de Lugo. 

Pero también debería reserva un tiempo para las cosas, digamos, accesorias. Unos ejemplos. Cómo hacemos para repatriar a los miles de jóvenes gallegos (ojo, si es que quieren volver, que esa es otra) que desde que estalló la crisis hicieron las maletas para buscar un trabajo y ya no regresaron. Cómo evitamos quedarnos con menos de 8.000 granjas en Galicia, cuando eran 40.000 hace apenas dos décadas. Cómo garantizamos que se van a seguir pagando las pensiones con las miserables cotizaciones que reciben los nuevos contratados. O cómo revertimos esta (pen)última pavorosa realidad: en más de la mitad de los concellos viven ya más pensionistas que trabajadores. Es decir, hay más gente cobrando por lo que hizo en el pasado que produciendo para garantizar un futuro.

O cómo -porque todo lleva a esto último- se evita que un país se salga del camino que le conduce al yermo poblacional, a sabiendas de que está pasando delante de nosotros. Eso sí, por favor, si los que deciden se van a meter en este asunto, eviten apelar a los «pactos de Estado por la demografía». Ya recordamos unos cuantos. Y no consiguieron ni que vayamos más lentos hacia el precipicio.