La alimaña

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

28 may 2017 . Actualizado a las 10:15 h.

La noticia ya la saben ustedes: un conductor joven y fuerte se salta un paso de cebra que intentaba cruzar un anciano con muletas, y, al ser increpado por este, detiene el vehículo, se baja, le asesta un puñetazo en la cara que tumba al peatón y se da a la fuga. El anciano se golpea la cabeza contra la acera y muere. 

La Justicia, desde el derecho romano, busca reparar el daño causado. Pero hay pérdidas, como la muerte, que son irreparables. Podrán meterlo en la cárcel de por vida, podrán -podrían- en otros países menos civilizados condenarlo a muerte, pero en realidad todo eso no sirve para nada. Ni siquiera la pena de su condena. El hombre, una alimaña sin el más mínimo sentido de la empatía, de la moral, ni siquiera del instinto de conservación de la especie, es un peligro social.

Un hombre así iba a matar el mes que viene a una novia, a un compañero de trabajo, a un camarero que lo mira mal. Pero meter a un perro rabioso en una jaula no consuela, no compensa la muerte de tu padre, de tu abuelo, de tu marido, que venía del médico y se dirigía, cruzando de acera por el paso de cebra, con dificultad, apoyado en su bastón, a la farmacia.

El bicho no se entregó en la comisaría como nos cuentan, sino que fue porque allí ya se encontraba su padre. De la mujer que lo acompañaba, nada más se supo. El perro rabioso descarga su ira sobre un ser débil e indefenso, y después se da a la fuga.

A veces uno se topa con una hiena por la calle.