«Pellets» y pellas

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

03 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Vino el frío y con él llegaron las campañas de venta de aparatos de calefacción. Este año proliferó la publicidad de quemadores de leña y de unas bolitas compactas elaboradas con madera o con desechos de la industria forestal. Un fabricante de chimeneas ofrece con estas leña o pellets gratis, y otra empresa anuncia «pellet de calidad desde su origen», de madera gallega, descortezada y sin aditivos.

En los anuncios mencionados se emplea el sustantivo inglés pellet, que también se aplica a agregados de otras materias, principalmente metálicos. El inglés lo tomó en la Edad Media del francés antiguo pelote, procedente de pilula, el diminutivo de la voz latina pila ('pelota'). En español se usa profusamente pellet, unas veces pronunciado [pélet] y otras [pelét]. A personas que necesitan emplear esta palabra se les plantea la duda de escribirla, como anglicismo, con resalte tipográfico (con letra cursiva o, en caso de no ser posible, entre comillas), o adaptar su forma gráfica al español, a fin de que se corresponda con la pronunciación.

Los pocos diccionarios españoles que se ocupan del caso recogen pellet como palabra inglesa. El de Seco, Andrés y Ramos registra pelet, desde el que remite a pellet, y tras este desarrolla toda la familia léxica: pelletización, pelletizado ('fabricación de pellets'), pelletizador ('que pelletiza') y pelletizar ('transformar en pellets'). En los tres primeros casos indica que la pronunciación corriente es con ele, lo cual va contra la naturaleza del español. Pellet se puede pronunciar a la inglesa si lo tomamos como sustantivo inglés, pero los neologismos citados son españoles, por lo que deben pronunciarse como se escriben... o escribirse como se pronuncian. Las formas gráficas con ele peletizar y peletización se usan casi diez veces más que las que conservan la elle del étimo. Quizá por eso el Diccionario español de ingeniería, de la Real Academia de Ingeniería, ha optado por pelet, que define como 'aglomerado de polvos de mineral, generalmente hierro'.

El silencio de la Academia Española sobre esto seguramente responde a que considera que la importación de pellet es innecesaria, pues disfrutamos de una voz patrimonial equivalente, pella, que tiene el mismo origen, la pilula ('pelotita') latina. La primera de sus varias acepciones se ajusta perfectamente a lo que se echa a muchos quemadores de calefacción: masa que se une y aprieta, generalmente en forma redonda. Pues bien, nos hemos ido al inglés pellet teniendo a mano pella, que sí ha adoptado como nombre comercial una empresa polaca que vende estufas para quemar aquellos aglomerados.

¿Estaremos a tiempo de volver a lo que teníamos e ignoramos?