Ciudadanos y el PP

Jaime Miquel
Jaime Miquel AL DÍA

OPINIÓN

16 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca un Gobierno, o una institución de todos, nos dijo a las personas que lo de Franco se llama dictadura, y esto, por definición, no tiene lado bueno. Esta circunstancia explica que perdure el aprecio por el franquismo entre muchos de los votantes más mayores del Partido Popular, y así conviven bajo esas siglas ideas y valores de la dictadura con los propios de las democracias convencionales. Lo que se visualiza, por ejemplo, cuando unos votantes del PP consideran razonables las condiciones de Ciudadanos para iniciar cualquier diálogo, mientras que otros las interiorizan como un chantaje o una humillación que no deben tolerar.

Los primeros son más jóvenes, liberales o conservadores del siglo XXI, demócratas y votantes potenciales de Ciudadanos, si es que Rivera termina de situarse ahí, mientras que los segundos son más mayores, unos cinco millones de personas que definen el núcleo fundacional de lo que podemos llamar el PPen: ellos o el caos. Si Rajoy es presidente, lo siguiente será su desgaste precipitado y el ocaso de la clase política que define en ese partido, y esto lo saben los de Rivera.

Yendo a los datos, en las elecciones generales del 26 de junio regresaron al PP unos cuatrocientos mil electores de Rajoy del año 2011 que habían votado a Ciudadanos el 20D, mientras que otros abstencionistas del 20D, que habían considerado la posibilidad de votar por Ciudadanos, reforzaron finalmente al PP. Lo que nos da una cifra de unos de setecientos mil electores de origen popular, próximos a Ciudadanos, que dejaron de confiar en Albert Rivera desde el 20D, sobre todo, por no entender su complicidad con el PSOE de Pedro Sánchez.

Cuando Alberto Núñez Feijoo anunció la convocatoria de elecciones autonómicas para el próximo 25 de septiembre nos situó en precampaña y forzó a Ciudadanos a favorecer la investidura de Mariano Rajoy. Tenía que suceder antes o después, porque responde a las expectativas de esos votantes liberales o conservadores que habían regresado al PP, atribuyendo a los de Rivera el papel fiscalizador, regenerador o modernizador del lado derecho del sistema de representación que recuperan ahora.

Derecho, lejos de los socialistas. Lo que necesita este elector, en definitiva, es una oferta de sello UE, propia del primer mundo y del siglo XXI, que le permita recuperar el orgullo y los valores que ya no encuentra en el Partido Popular. Esta expectativa fue depositada en Albert Rivera y esto explica el resultado de Ciudadanos en las elecciones del 20D, aunque también su retroceso del 26J: además de amigo del PSOE, demasiado facha para otros, porque los votantes de Podemos no son radicales y constitucionalistas somos todos, por subrayar la bronca que ahuyentó a otros votantes más jóvenes.

Ciudadanos opta a seis escaños en septiembre si se acerca a los ciento cuarenta mil votos que consiguió el 26J en Galicia. Feijoo los necesitaría para ser investido presidente y esto es lo que se están jugando: el medio plazo en Galicia y en España.