La canción del verano

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

13 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Bien pensado, los veranos son un tostón insoportable. Año tras año se repiten sistemáticamente los mismo hechos y costumbres. Giramos sobre idénticos asuntos. La ola de calor, la siesta, el Tour de Francia, los líos amorosos de Lecquio, las Perseidas, las caminatas de Rajoy y los incendios forestales. Los incendios son como la canción del verano que no nos gusta, pero que llevamos con resignación.

Y en los incendios forestales, como en las cantinelas veraniegas de George Dann, nos sabemos la letra de carrerilla. No se cuida el monte en invierno, que es cuando hay que hacerlo; no se dispone de los medios necesarios, no se combate con eficacia a los descerebrados y cuando se les descubre se van con una simple multa; solo se detiene al 5 % de los incendiarios, hay carencia de medios para la investigación, algunos hacen negocio con el fuego y la clase política se desgañita acusándose de dejadez e incapacidad. No falla. La canción del verano nos dice que cada año se utiliza el fuego como arma electoral y así, mientras unos acusan de falta de previsión, los otros apelan a una «actividad incendiaria anormal», la misma que negaron en aquellos años del bipartito cuando los fuegos estuvieron a punto de costarle la salud al conselleiro Suárez Canal.

Es el espectáculo de cada año que se nos presenta más o menos cruel y devastador en función de la sequía, del viento y del número de descerebrados que estén ociosos. Todos los años lo mismo. Y así seguiremos.