Ricardo III

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

20 may 2021 . Actualizado a las 22:54 h.

Ahora el invierno de nuestro descontento se vuelve verano con este sol de York. Ricardo III. Shakespeare. The Guardian celebró así el título de Leicester en su primera página. Rescató ese célebre parlamento y un retrato del monarca. Quizás porque lo sucedido no podía resumirse con la típica ensalada de seguidores y camisetas. El Leicester ha ganado la Premier, para sorpresa de todos y para desesperación de millonarios rusos, jeques árabes y algún que otro entrenador portugués. Reinar desde un palacio es lo lógico. Para el Madrid, el Barcelona, el Bayern o el Chelsea el éxito es como aquello del valor en la mili, se les supone. Florentino Pérez y Bartomeu nunca podrán firmar una gesta igual.

Además, el Leicester ha demostrado, recuerdan también en Inglaterra, que los chicos buenos no siempre acaban segundos. Claudio Ranieri llegaba al club como un señor entrañable de 63 años al que muchos querían jubilar porque acababa de naufragar con la selección griega. Ahora lo felicita, pero hace años Mourinho lo llamaba «don cero títulos». Decía que nunca había ganado ninguna competición importante y que necesitaba cambiar su mentalidad, pero era demasiado viejo para conseguirlo. Efectivamente, Ranieri tiene un pasado. Y, seguramente por ese camino andado, no se cree en posesión de la verdad. No se siente un número uno al que haya que aguantar todos los caprichos y berrinches. No se ve como un filósofo del estilismo. No se ahoga en su propio ego. No se alimenta de la discordia. Retó a sus jugadores a dejar la portería a cero invitándolos a pizza si lo conseguían. De la frustración individual hizo ambición colectiva. Simple. Complicado. Una lección para todos. Su sol de otoño colándose en nuestro invierno del descontento.