Silenciados

Alfredo Vara
Alfredo Vara EL PUENTE

OPINIÓN

29 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Caminan hacia el silencio. Cada día llegan menos noticias y menos imágenes de refugiados. Ha caído drásticamente el número de familias que llegan a las islas griegas, aunque el mal tiempo ha influido, y la vida en Idomeni interesa menos, porque apenas hay novedades y va bajando el número de periodistas que, como Leticia Álvarez, siguen a pie de barro lo que ocurre ante las vallas fronterizas.

El acuerdo entre la UE y Turquía hará que sean menos los que se arriesguen a la peligrosa travesía que puede resultar inútil. A cambio del objetivo lógico de reducir el negocio de las mafias y el peligro evidente para la vida de los refugiados, los que huyen del caos y tratan de llegar a Europa quedarán mucho más lejos, mezclados con los casi tres millones de sirios que ya viven desde hace meses o años en Turquía.

Los ecos se irán apagando, en cuanto la tragedia de quienes demandan la solidaridad deje de manchar el felpudo de la puerta de Europa. Volverá a ser problema solo de las oenegés y de los organismos internacionales.

Sus voces sonarán tan lejanas como la nueva masacre que el domingo causaba el fanatismo en un parque de Lahore, la segunda ciudad de Pakistán. Más de medio centenar de mujeres y niños destrozados y dos centenares de heridos que atestaron pasillos y suelos de los hospitales. Pero no hubo «je suis Lahore». Están demasiado lejos y no son de los nuestros.

Europa cerrará con el éxito acostumbrado una tragedia humana más. Todo seguirá igual, pero lejos de la puerta de casa.

La solidaridad y la demanda de condiciones de vida dignas para gentes lejanas quedará para papas argentinos y para buenistas desubicados.