Ojo por ojo, diente por diente? ¡y acabamos todos ciegos y desdentados! Deberíamos preguntarnos qué lleva a unos jóvenes no solo a ser terroristas, sino, lo que es aún más sobrecogedor, a inmolarse de esta manera. Porque solo comprendiendo esto, podremos empezar a ponerle remedio. Siendo muy conscientes de que nadie tiene una varita mágica que nos vaya a resolver de manera rápida y simple esta dramática situación.
Aunque nos duela reconocerlo, algo de razón llevan los alcaldes de Valencia y Zaragoza cuando nos recuerdan que Occidente ha estado sembrando semillas de odio y violencia desde hace mucho tiempo en los países árabes. Atinadas reflexiones también las que ofrecían en este periódico Pedro Tanarro y Xosé Luís Barreiro Rivas. Los extremismos y los populismos son siempre síntoma de una gran inmadurez y de una profunda insatisfacción existencial. ¿Qué futuro le estamos ofreciendo a nuestros jóvenes? Porque estos terroristas yihadistas son jóvenes europeos.
No es verdad lo que dice el presidente francés, el socialista Hollande, no estamos en guerra; esa es una manera simplista y bastarda de entender la actual situación y, sobre todo, de manipular a la opinión pública. Estamos ante una crisis de civilización -la europea- y ante un nuevo paradigma de entender el mundo -la multiculturalidad y la globalización- que exigen nuevas maneras de gobernanza y una ética mundial.