Mover el espacio-tiempo

Jorge Mira Pérez
Jorge Mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

OPINIÓN

24 may 2016 . Actualizado a las 11:36 h.

Nuestro planeta pesa 6.000 trillones de toneladas. Lo calculó en 1797 el inglés Henry Cavendish, a través de un finísimo experimento con bolas de plomo para medir la ínfima fuerza de atracción que se generaba entre sus masas. Si en vez de masas consideramos cargas eléctricas, la ley que describe la fuerza entre ellas es muy parecida a la de Newton. Hay, eso sí, una notable diferencia cuantitativa: la fuerza eléctrica establecida entre dos protones es 1 sextillón de veces (un 1 seguido de 36 ceros) mayor que la atracción debida a sus masas. Aunque parezca mentira, la fuerza de la gravedad es muy débil: por eso un pedacito de papel frotado con un bolígrafo es capaz de pegarse a él y vencer el tirón de los 6000 trillones de toneladas que tiene debajo. Estos días se ha hablado mucho de ondas gravitacionales, que se han detectado como un leve suspiro. ¿Por qué fue tan difícil medirlas? Al fin y al cabo, cuando usted mueve la mano para decir adiós, está generando una onda gravitacional que perturba el espacio-tiempo, de modo análogo a como esa mano en movimiento perturbaría la superficie de un estanque de agua. El problema es que el espacio-tiempo es muy duro de perturbar, de ahí que la dificultad de esa medida haya sido tanta como la del experimento de Cavendish.